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Bife, la startup de carne cultivada que quiere combinarse con la ganadería para atender la creciente demanda de alimentos

Pasó por Palabra de Campo el encargado de producto de esta firma que busca su lugar en el mercado, pensando no en sustituir a la actividad ganadera sino en atender la demanda de alimentos de las próximas generaciones.

A la fecha, el 30% de la superficie terrestre mundial es ocupada para la cría de animales de consumo, y un 33% se la llevan los terrenos cultivables para alimentar a esos animales. A la vez, mientras la población global se duplicó en los últimos 70 años, el consumo de carne se multiplicó por cinco.

Así lo explicaba en diálogo con Palabra de Campo -por Radio 10- Diego Dominici, encargado de producto de Bife, la startup que se desprende de laboratorios Craveri para sumarse al mercado. El especialista cuenta que la misma surge como una alternativa a la producción tradicional de carne para consumo cuyas limitaciones, no sólo en Argentina sino en el mundo, “nos están llevando a un punto crítico”.

Es que las estimaciones dicen que para 2050 el consumo de carne se duplicará y por los porcentajes de superficie antes mencionados, el investigador alerta que “no habrá espacio en el Planeta para coexistir los humanos con los animales para consumo”. Lo que Bife propone es una alternativa para la producción de carne, no obteniéndola del animal sino generándola a partir de las células del mismo pero en el laboratorio.

“Sería sin sacrificio animal, además, porque esas células se obtienen a partir de una pequeña muestra de tejido muscular que se toma en un procedimiento mínimo con anestesia. A partir de eso se aíslan células denominadas satélite, que son las que, frente a un daño muscular, se activan, empiezan a dividirse y forman nuevas fibras musculares, o se fusionan con las que están dañadas -los humanos las tenemos también”.

Entonces, trabajan aprovechando esa cualidad de las células pero fuera del cuerpo del animal, para aumentar su número y estimularlas hasta formar las fibras musculares en el propio laboratorio.

Para Dominici, es importante entender que la carne cultivada no viene a reemplazar a la de producción tradicional sino que viene a complementarla: “Entendemos que con la carne que ya no vamos a poder alimentar a las generaciones que vienen. Esto sería un complemento, algo adicional que garantizará el alimento de las próximas generaciones sin desplazar a la producción tradicional de ganado”.

“El escenario que esperamos es poner tener a ambas carnes conviviendo en las góndolas a precios semejantes y que sea la gente la que elija”, concluyó.