El fin de semana la provincia de Córdoba fue noticia por las elecciones primarias que tuvieron lugar el domingo. Allí, la sorpresa no fue el triunfo de Schiaretti -Gobernador cordobés- anunciado por analistas políticos ya, sino la amplia diferencia que mantuvo con quien obtuvo el segundo puesto, Mario Raúl Negri (Cambiemos), que llegó a los 35 puntos.
Este triunfo llevó además a que el peronismo -después de más de treinta años- pudiera ganar la intendencia de Córdoba capital, lo que siempre ha sido un bastión radical, explicaba en Radio Campo el columnista y analista político Sebastián Dumont. “Esto es un golpe muy duro para Cambiemos, que incluso trató de despegarse de Negri como candidato del oficialismo”, asegura.
Es sus dichos, tras el triunfo, Schiaretti trató de ubicarse como una figura local, y pidió que esta elección no se lea con proyecciones nacionales. Sin embargo, Dumont adelanta que esto lo convierte en un actor clave para la construcción de una alternativa peronista a la polarización entre Macri y Cristina Fernández de Kirchner.
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“Hasta aquí había más dudas sobre el peronismo porque por un lado estaba Lavagna, marcado como oposición, y por el otro Urtubey y Pichetto, que se acercaron al Gobierno por los diez puntos de consenso, sumados a Massa, que en las últimas horas sonó como posible candidato a Gobernador del kirchnerismo en Buenos Aires”, explica, y adelanta que “ese clima de desorden” puede reacomodarse con la victoria del Gobernador de Córdoba.
De conformarse una tercera vía, aparece una mala noticia para el Gobierno -advierte-, porque eso desnuda algo: “En 2015, Macri ganó el balotaje gracias a que lo votó el 70% de los cordobeses y, si bien eso cambiaría ahora con la realidad económica, no quiere decir que los votantes de Schiaretti no voten al Presidente nuevamente, porque tendrán que decidir si prevalece el apoyo a Macri o la aversión a Cristina”.