
José “Pepe” Quintana, ingeniero agrónomo y director de Economía Láctea, afirma que la lechería atraviesa una etapa muy favorable, aunque el punto más alto ya pasó y persisten desafíos estructurales. “Pasamos por uno de sus mejores momentos; el pico fue el año pasado”, señaló.
Según el profesional, la etapa mas favorable se dio con “muy buen precio de la leche y granos baratos". Los granos son el principal componente del costo variable de un tambo, así que tener una buena relación con el precio de los mismos favorece mucho”.
Consultado por la concentración del negocio (es decir, la reducción en el número de tambos y el aumento del tamaño y la producción de los que permanecen), Quintana explicó que se trata de una tendencia global: “En Estados Unidos la tasa de cierre de tambos anual es mayor todavía. En Europa, tal vez más. Que se cierran tambos, se cierran, en los 80 había 40.000, en los 90 cerraron 20.000 y de 2000 para acá otros 10.000. Hoy estamos en 9.000 y pico y siguen cerrando”.
Sin embargo, lo que más le preocupa no es el cierre, sino que “no se abren tambos nuevos. Los que abren son los mismos actores, no hay nada que incentive a actores nuevos. Es un negocio que no conocés y todo lo que escuchás es que es un desastre. La inversión es muy grande, se necesitan galpones, robots, vaquillonas… muchos prefieren comprar hectáreas antes que abrir un tambo”.
¿Conviene abrir un tambo hoy?
“A ver, si tenés gente para una buena administración y gestión, creo que sí. Vos mirá los patrimoniales de los tamberos hace cinco años y ahora: el que le va bien, va creciendo. Y si con la mitad de los tambos producís la misma cantidad de leche, es porque están produciendo el doble”, indicó.
El contexto favorable actual se apoya en la inversión: “Hay mucha inversión en tecnología, robótica, computadoras en salas de ordeño, vacas con chips y collares, y mucha gente que se está largando a hacer galpones, lo que es un salto de productividad fenomenal por el confort de la vaca”.
Tecnología y confort animal
Para Quintana, el bienestar animal es fundamental: “Ahora hay que tener un producto automatizado que contribuye un montón para el bienestar de la vaca. Se ordeña sola, cuando ella quiere, y eso te sirve para aprender cuál es el mejor momento que la vaca elige para ordeñarse”.
“El animal, cuanto menos estresado está, mejor produce. Para que baje la leche, tiene que estar tranquila, relajada, comer bien… Igual que nosotros: si te ponen a 40 grados y a laburar, no producís. Es rentable que el animal la pase bien. Una vaquillona vale entre 2 y 2,5 millones de pesos, así que la vas a cuidar"
El especialista también resaltó experiencias de economía circular que integran agricultura y lechería, donde el mismo campo produce el alimento para las vacas y reutiliza el estiércol como fertilizante o fuente de energía. Citó ejemplos en Estados Unidos y Uruguay —como Estancia del Lago— y destacó que en Argentina también hay modelos que combinan producción de leche con biodiésel o biogás.
Economía, costos y contexto
En cuanto a precios, desglosó: “Un litro de leche vale 10 pesos en tranquera. La fábrica lo transforma y sale al doble, 20. El distribuidor cobra un 30%, pasás a 26. El almacén, otro 30% sobre eso, llegás a 32 o 35. Después sumale el IVA. De 10 pasamos a casi 35 o 37”.
“No es que la industria se queda todo: el ‘costo argentino’ está metido en cada etapa. Aumentar por las dudas, colchonear por si hay devaluación… eso lo hace el productor, el distribuidor y el comerciante. Además, el transporte y almacenamiento refrigerado encarece los lácteos más que otros productos”, señaló.
Al referirse al gremio explicó: “Debería cuidar el trabajo y las condiciones, y en segundo lugar las conquistas. En la lechería, un gremio en un fin de semana te tiene de rodillas porque la leche pasan dos días y la tenés que tirar”, advirtió.
Además, asoció el poder sindical a la inflación: “El año pasado el gremialista defendía el 50% de tu ingreso real. Con inflación del 100% o 200%, cada paritaria es una lucha. Es lógico que tengan poder”.
Quintana se definió como liberal y dijo estar “totalmente en línea” con el gobierno de Javier Milei. Valoró la eliminación de retenciones a la lechería, aunque advirtió que su quita en granos puede subir el costo del alimento balanceado. Sobre la baja del IVA a los lácteos, dijo que “es complicado si no se baja toda la cadena al 10,5%, porque si no se desfasa”.
Para concluir, el ingeniero agrónomo subrayó que, pese a los desafíos, el potencial de la lechería de nuestro país es enorme: “Argentina, junto con Estados Unidos, es de los pocos países con condiciones para producir leche, tenemos pasto, granos… Nueva Zelanda, por ejemplo, no tiene maíz”.