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Crónica de reconversión de un tabacalero por el avance de la tecnología y la falta de mano de obra por los planes sociales

Sergio Parra, productor tabacalero, contó cómo fue ese proceso de reconversión vivido por el avance de la tecnología y cómo se asiste a falta de mano de obra en el sector porque “nadie quiere trabajar en el campo”.

Es sabido que el avance tecnológico produjo grandes cambios en nuestras vidas y en nuestras actividades y profesiones. El campo no es ajeno a ello, la tecnología hizo reconvertir los procesos, cambiar la forma de trabajo, y aunque en muchos casos hay miradas positivas de este fenómeno, cierta añoranza queda en el recuerdo de aquellos que han vivido antes de la tecnificación.

El sector tabacalero viene sufriendo muchísimos cambios en muy pocos años sobre todos tecnológicos con adopción de métodos que permiten reducir la mano de obra y mejorar las condiciones de trabajo para los empleados.

Tal es el caso de Sergio Parra, Productor tabacalero de Salta, que en su cuenta de Twitter contó su experiencia.

Parra cuenta cómo fue ese proceso de reconversión vivido por el avance de la tecnología y cómo se asiste a falta de mano de obra en el sector porque “nadie quiere trabajar en el campo” o porque prefiero cobrar un plan social.

Heredó de sus abuelos el oficio, era a mano, planta a planta.

“Los almácigos se realizaban controlando las malezas a través de la quema del mismo palo del tabaco, no había plásticos así que se tapaban con un lienzo y la fecha de siembra era muy tardía".

Según relata, un día salió el plástico y permitió sembrar en junio, un día se dejó de regar con regadera y pasaron a regar con un tractor y un tanque, ahorraban agua y la mitad del personal, "hasta que un día comenzamos a realizar los almácigos en hidroponía".

“Al tener planta en bandejas automáticamente llegaron las transplantadoras mecánicas, yo arranqué con una que tenía 45 años, si 45 años”, cuenta. “Nadie las usaba por qué sobraba personal, ese año llegó una italiana que trabaja a la perfección. Junto a ello llegaron los herbicidas”.

“Y las azadas pasaron a ser un recuerdo, rara vez se las usa. Conocí una espolvoreadora de insecticidas (locura) después llegaron las mochilas y así se aplicaba todo a mano, hoy yo tengo un mosquito que me permite aplicar todo sin personal y teniendo perfección”.

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Cosecha

“La cosecha era y en mi caso sigue siendo a mano, antes el cosechero sacaba la hoja en grandes atados de lona de más de 50 kilos". Los atados cuenta que se llevaban en sulkis con caballos, los mismo que preparaban la tierra y cultivaban el tabaco. Luego, apareció el tractor y con él la modernidad.

“La hoja se cargaba en acoplados después aparecieron los carros cosecheros donde la hoja viene suelta y ya no hace falta esos grandes atados. Una vez que se cosechaba había que estufar ese tabaco. Había estufas de adobe de más de 15 metros de alto donde se secaba con leña”.

Secado

“Había que encañar la hoja en unos palos de suncho, todo a mano hoja por hoja. Galpones llenos de mujeres con chicos corriendo en medio del tabaco encañando, luego se secaba y se descargaba a un tendal para que humedezca y de ahí se calchaba para que pase unos días el tabaco”.

Se sacaba de ahí y teníamos que desencañarlo, para que podamos clasificarlo separar hoja por hoja a mano de acuerdo a la calidad (120 clases). Un día compramos una máquina de encañar (ahí está arrumbada ) ya no hacía falta tanta gente.

Hasta que llegaron las estufas de aire. “Llegas con la hoja la metes en esos peines (foto) y luego de siete días de un proceso de curado sale el tabaco seco y con la humedad adecuada para clasificar tabaco que va a unas cajas a la espera del clasificado”. Hoy reconoce que también son obsoletas por qué ya están llegando estufas presurizadas de europea con sistema de computación.

“Se acabo esto de estar todo el día recorriéndolas, ya no hay perchas tienen canastos donde va a granel el tabaco, menos personal. Hasta que llegamos a la cosecha, hace dos días pedí la cosechadora autopropulsada”.

“Con ella cerraré el ciclo completo de la mecanización y pasaré de 30 empleados a 10 en un principio, esto no se por malo, se dio por el contexto, nadie quiere trabajar en el campo, paso en el mundo, pasa en Argentina. Es lo qué hay no se puede luchar contra eso”.

También afirma que el año que viene haré 50 ha de tabaco con 10 personas. Mejorarán mucho su calidad de vida por que es un trabajo mas profesional, faltarán otras 20 personas que seguramente estarán en la construcción o con plan, tan dinámico es el mundo a veces, uno decide donde se baja".