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Darío Guardado: "Lechería, una crisis que parece no tener fin"

 Aunque ya se hayan escrito infinidad de crónicas sobre la crítica situación que atraviesa desde hace años el sector lechero en nuestro país, bien vale la pena exponer varias cuestiones que han tenido escasa difusión. Los funcionarios del área que tuvieron que afrontar el problema, tanto del Gobierno...

 Aunque ya se hayan escrito infinidad de crónicas sobre la crítica situación que atraviesa desde hace años el sector lechero en nuestro país, bien vale la pena exponer varias cuestiones que han tenido escasa difusión. Los funcionarios del área que tuvieron que afrontar el problema, tanto del Gobierno anterior como del actual, nunca lograron soluciones concretas, sino medidas provisorias e improvisadas. Tampoco buscaron atacar las falencias estructurales del sector.

Es cierto que un plan serio para recuperar la lechería lleva tiempo de análisis y desarrollo. Pero todas la iniciativas impulsadas hasta el momento en el poder legislativo no prosperaron por falta de consensos. Por eso, ante la indiferencia de los funcionarios de ayer y de hoy, el sector no sólo estuvo estancado en la última década sino que ha comenzado un pleno retroceso por la combinación de las malas políticas y las consecuencias negativas del exceso de lluvias.

Según datos oficiales, de producir 11 mil 300 millones de litros anuales en 2015 pasamos a 9 mil 800 millones el año pasado, y aún no hay cifras claras respecto de la caída registrada en los primeros meses de 2017.

[button color="" size="" type="round" target="" link=""] La menor oferta de leche en el mercado doméstico (consume 8 mil millones de litros) es el resultado de la salida del negocio de cientos de tamberos por la pérdida de rentabilidad, lo cual alienta la tan temida concentración del sector primario. Si bien los datos existentes no son muy exactos, desde las entidades de productores aseguran que en poco más de diez años Argentina pasó de tener 15 mil tambos a menos de 10 mil. De continuar ésta tendencia creen que el número podría sufrir un recorte mayor.[/button]

 Dentro de la cadena varias industrias lácteas también viven una situación muy comprometida. Empresas emblemáticas como La Serenísima y Sancor tienen serios problemas financieros. La primera pudo sanear parte de su pasivo cuando transfirió más de la mitad de su patrimonio a la alimenticia Arcor, pero aún no logró salir definitivamente a flote. El diagnóstico de la cooperativa con sede en Sunchales (provincia de Santa Fe) es distinto. Se encuentra envuelta en una profunda crisis económica y con deudas millonarias. Hoy más que nunca depende de la buena voluntad política del Gobierno para seguir funcionando y preservar las 4 mil fuentes laborales. Justamente trascendió en los últimos días que el Estado a través de Fondo para el Desarrollo Económico Argentino (Fondear) le facilitará a la empresa un crédito por 450 millones de pesos -manejado vía un fideicomiso- para sortear las dificultades a cambio de una rígida restructuración.

Este presente de la empresa es consecuencia directa de muchos años de irresponsabilidad y desmanejos por parte de su personal jerárquico, que ha utilizado las facilidades que brinda la empresa para su propio beneficio. Según diversas fuentes, hubo gerentes que se enriquecieron a expensas de la cooperativa (además de sus elevados salarios) mediante negocios paralelos y poco transparentes que comprometieron recursos de Sancor para engrosar su patrimonio personal, hundiendo aún más a la firma en una crisis de características inéditas.

 En la actualidad la principal distorsión que sufre la cadena obedece a los excesivos márgenes que obtienen los grandes supermercados. Las enormes ganancias que consiguen en las góndolas llegan a superar sólo en el caso de los quesos el 200 por ciento del valor que tienen estos productos a salida de fábrica. Un abuso para los consumidores –que pagan estos alimentos casi como bienes de lujo– y para los tamberos, que logran una reducida participación en el precio final de los lácteos. La verdad es que nunca en la historia reciente los gobiernos de turno tuvieron lo que

hay que tener para enfrentar al supermercadismo, ni se convocó a sus representantes a una mesa de negociación con la producción y la industria para acordar puntos básicos de entendimiento que equilibren el reparto de ingresos de cada eslabón de la cadena.

 Ante la falta de respuesta a los problemas que arrastra la lechería -en especial los tamberos- desde la producción llueven críticas hacia los funcionarios del área, en particular al Subsecretario de Lechería, Alejandro Sammartino, de quien aseguran que aún no ha demostrado capacidad para sortear las complicaciones que le plantea la gestión.

Pese a que los valores que reciben los tamberos por litro de leche cruda han mostrado una recuperación aún siguen por debajo de sus costos. De acuerdo a datos oficiales el precio pagado en febrero fue de $ 5,08 por litro, cuando en la mayoría de las explotaciones el costo se ubica cerca de los $ 6. “A los bajos precios que recibimos tenemos que lidiar con el clima desfavorable, que en mi caso provocó la pérdida total de las pasturas para el invierno”, se lamentó Jorge Chemes, productor de Nogoyá, provincia de Entre Ríos.

Los problemas de la cadena láctea lamentablemente se han tornado estructurales, como consecuencia de las malas decisiones políticas que ignoraron las oportunidades del mercado internacional y doméstico en más de una década. De cara al futuro y con este antecedente, la crisis del sector parece no tener fin.


Darío Guardado - Periodista Agropecuario