
Especialistas del INTA Esquel (Chubut), como parte del Nodo de Innovación Patagonia, diseñaron esta herramienta para hacer más eficiente el uso del agua mediante información recogida por sensores que miden la humedad del suelo, la temperatura y la humedad del aire. Los datos se procesan con Inteligencia Artificial (IA), lo que permite determinar de manera automática el momento ideal para regar.
“Los sensores trabajan constantemente recolectando información, que luego es procesada por un sistema de IA integrado al dispositivo. Esto permite generar un calendario de riego automático que abre y cierra electroválvulas conectadas a sistemas de goteo”, explicó Eduardo Miserendino, extensionista del INTA Esquel. Además, el equipo cuenta con un caudalímetro digital que mide la cantidad de agua utilizada.
Por su parte, Julián Mauro, responsable de la empresa startup que lleva adelante el desarrollo, señaló: “La app móvil que acompaña al sistema permite al productor ajustar el funcionamiento del dispositivo de forma personalizada”.
A través de una función llamada Crop Profile, el usuario puede elegir entre más de 170 tipos de cultivos, permitiendo así que el riego se adapte específicamente a las necesidades de cada planta. Esta personalización asegura una gestión del agua más precisa y eficiente.

“El sistema está pensado para cualquier cultivo bajo techo, como tomates, lechuga o frutillas. Su principal ventaja es que reduce notablemente el tiempo dedicado al riego y mejora la calidad del mismo”, remarcó Miserendino.
El dispositivo se conecta automáticamente a internet vía Wi-Fi o 4G. Gracias a esto, los productores pueden acceder en tiempo real a los datos recogidos por los sensores y a las predicciones que genera la IA. Desde la app o una plataforma web, es posible visualizar gráficos con pronósticos de hasta 72 horas que muestran temperatura, humedad, consumo de agua y rendimiento por hectárea, según explicó Mauro.
A diferencia de los temporizadores tradicionales, este sistema de riego inteligente toma decisiones basadas en las necesidades reales del cultivo, detectadas por sensores. “La IA no solo mantiene al productor informado sobre el clima, sino que también ayuda al sistema a adaptarse al entorno y a las condiciones particulares del cultivo, logrando un riego más preciso”, agregó Miserendino.
Beneficios del sistema del INTA en la Patagonia
En regiones como la Patagonia, donde el agua suele ser escasa y su acceso limitado, esta tecnología puede marcar una gran diferencia. El dispositivo permite un uso eficiente del recurso hídrico, evitando el derroche y asegurando que los cultivos reciban la cantidad justa de agua.
El sistema ofrece cuatro ventajas principales:
- Automatiza completamente el riego, liberando tiempo al productor.
- Administra el agua de forma inteligente, favoreciendo una alta calidad de cultivos incluso en condiciones de escasez.
- Evita que las plantas sufran estrés hídrico o pérdida de masa foliar, frecuentes en temperaturas extremas.
- Genera predicciones climáticas útiles para planificar con anticipación, algo esencial para quienes dependen de camiones cisterna o necesitan controlar el ambiente del invernadero.
Mauro subrayó que la precisión, eficiencia y sustentabilidad son pilares fundamentales del proyecto, junto con la automatización del riego para cultivos bajo cubierta.
Aunque el sistema fue diseñado inicialmente para hortalizas cultivadas en invernaderos o microtúneles, se ha comprobado que también funciona eficazmente en cultivos extensivos como viñedos o plantaciones de pistacho que requieren riego preciso.
Tecnología del INTA contra las heladas
Además, el Nodo de Innovación Patagonia del INTA y la empresa Autoplants están trabajando en un sistema predictivo para prevenir daños por heladas, un problema frecuente en la región.
Estos dispositivos miden temperatura y humedad cada 30 segundos, y mediante algoritmos de Machine Learning pueden anticiparse a eventos de heladas basándose en datos del lugar exacto de producción, en lugar de depender de estaciones meteorológicas lejanas.

Cuando se detecta una posible helada, el sistema activa automáticamente bombas o abre electroválvulas que rocían agua sobre las plantas. Esta fina capa de hielo protege los cultivos de las temperaturas bajo cero. Una vez que la temperatura sube, el sistema se apaga y el hielo se derrite con el calor solar.
Esta tecnología anti-heladas está pensada principalmente para cultivos extensivos como viñas, pistachos o frutas finas, que pueden sufrir grandes pérdidas por cambios bruscos de temperatura.