
Cada 6 de agosto se celebra en Argentina el Día del agrónomo y del veterinario, una jornada que busca homenajear a dos profesiones clave en el entramado productivo del país. Más allá de la efeméride, la fecha permite destacar la importancia que tienen estos profesionales en ámbitos tan diversos como la producción de alimentos, la salud pública, el bienestar animal, la preservación del ambiente y la innovación tecnológica.
Un origen con raíces académicas
La elección del 6 de agosto como día conmemorativo responde a un hecho histórico: en esta fecha, pero del año 1883, se creó el Instituto Agronómico Veterinario en Santa Catalina, en las afueras de Buenos Aires. Este centro fue la primera institución académica en Sudamérica destinada a la formación profesional de agrónomos y veterinarios, marcando un hito para la ciencia y la educación agropecuaria de la región.
Ese establecimiento fue el germen de lo que posteriormente se convertiría en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Más de 140 años después, su legado perdura en todas las universidades argentinas que forman profesionales del agro, y en miles de técnicos que cada día ponen su conocimiento al servicio del desarrollo nacional.
Agrónomos y veterinarios: roles estratégicos para el país
Argentina es uno de los principales productores de alimentos del mundo. En ese contexto, el trabajo del ingeniero agrónomo y del médico veterinario es indispensable. Los primeros se dedican al diseño, manejo y evaluación de los sistemas de producción vegetal y animal, combinando variables técnicas, económicas y ambientales. Los segundos, además de enfocarse en la salud animal, cumplen un rol cada vez más importante en la salud pública y la inocuidad alimentaria.
En el ámbito rural, estos profesionales son el primer eslabón del asesoramiento técnico. Están presentes en los campos, en las cooperativas, en las industrias, en los laboratorios, en los entes de control sanitario, en la docencia y la investigación. Su mirada integral permite mejorar rendimientos, cuidar los recursos naturales, prevenir enfermedades zoonóticas, reducir el uso de agroquímicos, optimizar el uso del agua y fortalecer el vínculo entre producción y sostenibilidad.

Desafíos del presente y del futuro
Los agrónomos y veterinarios no solo trabajan con los problemas del presente, sino que también se enfrentan a los desafíos del futuro: cambio climático, pérdida de biodiversidad, resistencia antimicrobiana, degradación del suelo, aparición de nuevas enfermedades, trazabilidad, bioeconomía y transición hacia modelos más sostenibles.
En este marco, el conocimiento científico y la formación continua resultan imprescindibles. También lo es la articulación entre el sector público y privado, y entre los distintos actores que conforman el entramado agroalimentario: productores, técnicos, instituciones, organismos sanitarios, centros de investigación, consumidores y gobiernos.
Un día y una fecha para valorar y visibilizar
Conmemorar el 6 de agosto no es solo un acto simbólico. Es una oportunidad para visibilizar la tarea silenciosa pero fundamental que cumplen estos profesionales a lo largo y ancho del país. En las grandes ciudades o en parajes rurales, en laboratorios o en el campo, agrónomos y veterinarios aportan día a día sus saberes para construir un sistema agroalimentario más eficiente, justo y sustentable.