En el marco de un mundo que demanda una producción más sustentable, y sobre todo respetuosa con el ambiente, incorporar el uso de los productos biológicos como biofertilizantes, bioestimulantes o biocontroladores es una gran oportunidad.
Estos insumos son elaborados en base a agentes de origen natural –como hongos, bacterias, virus, ácaros o extractos de plantas- que mejoran la productividad de los cultivos y que se utilizan cada vez más en el campo argentino.
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La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), impulsa sistemas de producción sustentables, diversos y eficientes de la mano de diferentes tecnologías. Entre ellas, representa el 80% del mercado de los bioinsumos y es por eso que realizó un workshop especializado en biológicos entre referentes y productores el jueves en Pergamino.
Federico Elorza, coordinador de gestión sustentable en Casafe y uno de los anfitriones del evento comentó que ¨es un mercado que moviliza casi U$S 100 millones por año, si bien está por debajo de los agroquímicos y fertilizantes, viene aumentando entre un 15% y un 17% en Argentina. El principal negocio son los inoculantes (62% del mercado), seguidos por los bioestimulantes (14%), los bioinsecticidas (11%), los biofungicidas (5,1%) y los biofertilizantes (4,8%) .
La pregunta inevitable: ¿Y qué pasa con los químicos?
El mundo de tecnología en el agro es sumamente amplio y nos obliga a salir de una mirada reduccionista en donde se oponen tecnologías entre sí o una viene en reemplazo de la otra. Las tecnologías conviven entre sí sin tomar partido y exponiendo lo mejor de cada una. Podría decirse que son diferentes soluciones a un mismo problema. Federico Elorza, lo resume de este modo:
“No vemos que vaya a haber un reemplazo de los químicos por los biológicos, porque en muchos casos todavía no hay productos biológicos que puedan hacer lo mismo que hacen algunos químicos, pero sí lo que vemos es que el uso de los biológicos va a ser cada vez mayor y los productores van a volcarse hacia estas tecnologías”, insistió.
Al momento de buscar soluciones, la clave está en tener en cuenta la particularidad de cada ambiente y problemática. No existen recetas únicas sino tecnologías que se adaptan a cada situación. Por ejemplo, los biológicos trabajan en absoluta sinergia con el ecosistema y solamente entendiendo su lógica nos vamos a encontrar la eficiencia.
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Hoy el desafío está en encontrar con los microorganismos que ya conocemos nuevas oportunidades en sus mecanismos de acción según la región y la necesidad o no de completar con productos de síntesis química. soluciones adaptadas a cada situación. La biología no es uno más uno igual a dos, por lo tanto, tampoco lo pueden ser las maneras de abordar las estrategias productivas. Los biológicos funcionan en profunda interacción con el ecosistema, entender su lógica nos acercará a los resultados esperados. La complementariedad de biológicos y químicos, y la adecuación de tecnologías según manejos diferenciales son claves para impulsar una agricultura regenerativa y rentable.
Pero también citó el boom de la producción orgánica como un ejemplo que impulsa el uso de biológicos, ya que en este tipo de planteos no se pueden utilizar productos de síntesis química y confirmó la eficiencia de los bioinsumos en el campo:
“Son tan eficientes como los productos químicos, incluso en algunas oportunidades pueden llegar a ser más eficientes. Al ser organismos vivos, las condiciones de aplicación tienen que ser específicas para que esa eficiencia se exprese. Un caso testigo son algunos microorganismos sensibles a la luz solar, lo que obliga a aplicar el producto en horas donde no hay luz. Del mismo modo, otros son sensibles al exceso de temperatura, con lo cual hay que aplicarlos con condiciones meteorológicas adecuadas para que no pierdan la eficiencia y el vigor”.
Es importante recordar que las buenas prácticas agrícolas son el corazón de cualquier tipo de producción, ya sea orgánica utilizando productos biológicos o en un sistema de producción que use químicos, porque no existen productos que sean inocuos. ¨Con la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas, utilizamos los productos de manera responsable para no generar inconvenientes a la salud, al ambiente, y no generar resistencias que nos hagan perder la tecnología. ¨