Después de la rebaja de las retenciones, la eliminación de los Registros de Operaciones para la Exportación (ROEs) y la devaluación del peso, la producción de granos inició un proceso de despegue que se reflejó en los números del año pasado, los cuales se conocieron a través del último informe elaborado por la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC). En total, se liquidaron US$ 23.910.393.560, lo que representa un aumento del orden del 23% en relación a los US$ 19.963.406.485 alcanzados de enero a diciembre de 2015.
Con una ventaja de aproximadamente US$ 4.000 millones, los datos suenan alentadores, sobre todo si se tiene en cuenta que el Gobierno Nacional esperaba un monto similar. Además, en el medio se registraron dos catástrofes climáticas: en abril, cuando las lluvias inundaron gran parte de los cultivos en plena cosecha y los caminos rurales quedaron inundados en la provincia de Buenos Aires; y en octubre, que llegó con excesos hídricos que afectaron seriamente los rindes del trigo y retrasaron la siembra de soja en la zona núcleo.
De todas maneras, la última semana de diciembre resultó algo bajista en cuanto a las ventas de granos y derivados, ya que se recaudaron apenas US$ 241.909.890 frente a los US$ 511.580.124 de los cinco días previos y a los US$ 756.259.882 correspondientes a igual período del año pasado.
En la comparación con años anteriores, los valores de 2016 se ubicaron por debajo del récord de 2011, que llegó a los US$ 25.133.393.782 gracias a la favorable cotización de la soja en el mercado internacional y a la abundante cosecha de ese año, e incluso también del total del 2014, que fue de US$ 24.143.756.928. En ambos casos, el fortalecimiento del dólar y la caída de las commodities jugaron en contra.