
En un año donde el clima complicó a buena parte del agro pampeano, el maní no solo resistió: brilló. Con la mayor superficie sembrada desde que hay registros y un volumen de producción que más que duplicó el promedio histórico provincial, el cultivo logró una campaña para el recuerdo. El buen ritmo de cosecha —interrumpido solo en zonas puntuales como Chapaleufú por exceso de humedad— permitió capitalizar rindes excepcionales, como los más de 32 quintales por hectárea de grano limpio y seco en Ingeniero Luiggi.
Por primera vez, se utilizó tecnología satelital para estimar con mayor precisión la superficie implantada. Esta herramienta permitió ajustar los cálculos iniciales y dimensionar con más claridad el verdadero salto que dio el maní esta campaña.
Pero el impulso no vino solo desde el campo. A nivel internacional, la reducción de stocks globales y las complicaciones productivas en otros países empujaron los precios al alza, generando un escenario favorable para los productores pampeanos. Así, el maní encontró en esta campaña el equilibrio perfecto entre cantidad, calidad y rentabilidad.
El girasol no se quedó atrás
Otro cultivo que dejó buenos números fue el girasol, que finalizó su cosecha entre abril y mayo con un dato destacado: se alcanzó la segunda mejor producción en la historia pampeana. Si bien el rendimiento promedio fue levemente inferior al histórico, hubo zonas como Quemú Quemú donde se lograron 25 quintales por hectárea. Su estabilidad reafirma su rol como una opción confiable dentro del esquema productivo.
Maíz: el gran perdedor de la campaña
No todos corrieron con la misma suerte. El maíz de siembras tardías sintió el rigor del clima: las altas temperaturas y la falta de agua provocaron el peor rendimiento promedio registrado hasta la fecha. En muchos casos, los lotes ni siquiera se cosecharon y fueron destinados a pastoreo.
Aun así, hubo excepciones. En zonas como Maracó, los planteos sin antecesor invernal mostraron potencial con rindes estimados de hasta 84 quintales por hectárea. Pero fueron casos puntuales dentro de un año difícil para el maíz.
Soja y sorgo, con sabor a poco
La soja mostró una leve mejora respecto al ciclo anterior, pero sin alcanzar niveles históricos ni en área sembrada ni en producción. Aunque hubo cierta recuperación, el cultivo sigue sin revertir la tendencia descendente de los últimos años.
El sorgo enfrentó un combo de factores que lo golpearon con fuerza: humedad al momento de la cosecha, heladas tempranas y sequía. El resultado fue un 11% de superficie perdida y un 80% destinado a forraje.
El clima, siempre protagonista
Junio continuó con lluvias escasas en gran parte del territorio pampeano. Sin embargo, departamentos del norte como Realicó, Trenel y Quemú Quemú superaron sus promedios históricos, lo que explica los rendimientos dispares entre zonas.
En este contexto, la campaña deja una enseñanza clara: adaptarse, diversificar y aprovechar las oportunidades climáticas marca la diferencia entre resistir y destacarse.