La sanidad de los cultivos de invierno ocupa cada vez más espacio entre las preocupaciones de los productores y técnicos. La susceptibilidad a las principales enfermedades foliares es una de las características de la genética más utilizada por los productores.
Según datos de la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE), las enfermedades que disparan las aplicaciones en trigo son roya estriada o roya amarilla. Esta última Puccinia striiformis en el trigo se expande ante temperaturas de entre 10 y 15 grados con alta humedad relativa. Se puede presentar como una línea amarilla y a veces comparte la hoja con la roya anaranjada.
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“Hay trabajos que muestran que cuando vemos el síntoma de la enfermedad, el daño ya está muy avanzado. Es muy importante controlar antes de lo que uno piensa”, dijo Paolo De Luca, especialista de D&P Agro, durante la jornada Voces Expertas organizada por UPL. Si bien todavía la enfermedad en la Argentina se controla con mezclas de estrobilurinas y triazoles, en varios lugares del mundo ya existen sospechas de resistencia a esta mezcla.
"No podemos hacer más monitoreos rápidos desde la camioneta. Tenemos que ir a identificar correctamente en el lote las enfermedades y hacerlo con una frecuencia de, al menos, dos veces por semana, según las condiciones", acotó Andrés Fabbris Rotelli, el gerente de fungicidas e insecticidas de UPL.
Según la opinión de Paolo De Luca, los tratamientos de semillas y el manejo de la fertilización con nitrógeno se suman como herramientas complementarias a los controles químicos de las manchas foliares. Pero continúa siendo la rotación de los principios activos y el “timing” de aplicación entre la decisión de control y la entrada al lote lo que marca la diferencia, especialmente cuando de lo que se trata es de roya amarilla.
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La mancha amarilla es una de las enfermedades que en el trigo crece a pasos agigantados, arrastrando con ella la problemática de las resistencias. La falta de rotación de cultivos favorece su aparición, por lo que se ubica especialmente en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, típica zona de cereales de invierno. Allí, suele estar todos los años y en todos los lotes. Hace dos años se confirmó la resistencia de mancha amarilla a todas las estrobilurinas que hay en el mercado y también a algunos triazoles.
“Las carboxamidas son buenas pero utilizadas de manera preventiva. No hay que relajarse y debemos estar muy atentos. No es lo mismo aplicar un fungicida foliar en etapas tempranas que cuando ya avanzó la enfermedad”, apuntó De Luca.
El Tridium es el único fungicida triple mezcla sistémico y multisitio de la Argentina para el control de enfermedades foliares en trigo y cebada. Combina tres modos de acción diferentes y está compuesto por los siguientes principios activos: Mancozeb (multisitio), Azoxystrobin y Tebuconazole, que lo convierten en una herramienta clave para la prevención de las resistencias.
En trigo, controla mancha amarilla, roya amarilla y anaranjada, y mancha en red en cebada. Más de dos años de experiencia a campo han demostrado la eficacia de este fungicida en aquellas variedades que no tienen el mejor perfil sanitario. Tridium tiene un efecto preventivo y una formulación WG, con gránulos dispersables de última generación. Además, no presenta problemas de incompatibilidad con otros productos, como los insecticidas.
Fuente: UPL