
Enrique Bertini, presidente de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, contó que la medida que habilita la importación de maquinaria usada no los sorprendió. “Esto apareció a fines de noviembre del año pasado. Fuimos a la Secretaría de Industria, dimos nuestra opinión y nunca más nos llamaron. Quedamos a disposición, pero no hubo contacto”, señaló. También explico que al principio se hablaba solo de ciertos equipos, pero finalmente la resolución habilitó el ingreso de todo tipo de maquinaria. “Está abierto a lo que sea", afirmó.
Según el líder de la cámara, la decisión estuvo apurada por compromisos externos. “Esto lo aceleró el acuerdo con el Fondo Monetario para el precio del dólar agroexportador, lo dijo el propio Sturzenegger”, remarcó. Aunque el rumor venía circulando hace tiempo, cree que se terminó de concretar sin planificación ni consulta real al sector. “Es una medida que no nos va a traer beneficio para nada.”, cerró.
Además, destacó que esta medida pondrá a los productores nacionales en una situación de desventaja frente a los competidores internacionales. "Lo que está haciendo el gobierno es desentenderse de la situación. Se hace responsable de nada, mientras el sector se enfrenta a condiciones que le son desfavorables", afirmó. En referencia a un ejemplo mencionado por Sturzenegger, donde un productor podría comprar una cosechadora de 2012 en Estados Unidos por 99 mil dólares, Bertini explicó los riesgos detrás de esa aparente ventaja económica: "El productor ahorra 150 mil dólares, pero lo que no se ve es que esos ahorros no benefician a la economía argentina. Esas máquinas no tienen repuestos ni servicio técnico local. Cuando se rompa en plena campaña, no va a haber nadie que la repare. El gobierno no asume la responsabilidad de lo que esto implica para la industria nacional". Y agrego: "En lugar de crear empleo local, estaremos pagando a una empresa extranjera." Para él, la medida afecta no solo a las máquinas agrícolas, sino también a otros sectores productivos. "Es una decisión nefasta para la industria argentina", sentenció.
Bertini también abordó el tema de la perdida de trabajo como consecuencia de esta medida: "No tenemos una estimación precisa, pero lo que sabemos es que nos están haciendo competir en forma desleal con un mercado que ya ha amortizado su maquinaria, que tiene otro volumen de fabricación, y que está manejado de otra manera. El Estado nos pide que operemos de una forma que no tiene en cuenta nuestra realidad.” Y agregó: “Hay que recordar lo que pasó en el 99, cuando se implementó una medida similar que causó la quiebra de más del 20% de las empresas del sector. Si esta medida se generaliza, es probable que estemos viendo una pérdida masiva de empleos", sostuvo.
Otra de las principales preocupaciones es la falta de fiscalización efectiva en el proceso de importación de maquinaria usada. "No va a haber un control real sobre lo que se importa. El sistema se basa en una simple declaración jurada, lo que abre la puerta a maniobras fraudulentas. Una máquina nueva podría entrar como usada, porque no hay parámetros de comparación ni una fiscalización real. Esto facilita la corrupción, porque los importadores pueden declarar maquinaria nueva como usada, y eso les permite pagar menos impuestos", afirmó el presidente de la cámara. Además, explicó que las maquinarias nuevas tributan cerca del 100% de impuestos, mientras que las usadas solo el 35%, lo que incentiva aún más a la corrupción. "Le estamos abriendo la puerta a la fuga de divisas, con un sistema totalmente laxo", lamentó.
Bertini también se mostró preocupado por las consecuencias de la medida para su propia empresa, Bertini S.A., que fabrica equipos de siembra en Rosario desde la década del 70. "El mercado está complicado. El productor agropecuario no tiene la rentabilidad que tenía antes, entonces compra menos. Y si encima parte del mercado se va a ir hacia la maquinaria usada, la situación se vuelve aún más difícil para las empresas como la nuestra", explicó. Además, destacó la relación histórica entre la industria nacional y los productores, que permitió el desarrollo de la siembra directa en el país. "Ese crecimiento fue posible gracias a una relación muy estrecha entre los fabricantes de maquinaria y los productores. Se trabajó codo a codo, y eso nos permitió posicionarnos como una vidriera para el mundo. Pero todo eso está en riesgo ahora", advirtió.
Por último, el profesional reconoció que aunque los productores puedan ahorrar dinero, esta medida tiene consecuencias a largo plazo. "Todos queremos cuidar la plata, eso es comprensible. Pero el Estado no puede desentenderse de las consecuencias de estas decisiones. Tiene que generar políticas que beneficien a todos los actores del sistema, no decisiones que destruyan todo", concluyó. Para él, la solución pasa por una política industrial sólida y sostenida, con créditos accesibles y condiciones estables para la producción, tal como ocurre en los países desarrollados.