En un mercado repleto de especulaciones, el último dato “oficial” es que el gobierno chino ubicó sus importaciones de soja 18/19 en 83 MMT, muy por debajo de cualquier proyección de los operadores. Así las cosas, lo cierto es que la cosecha de soja en EE.UU. es récord y los “fondos” no encuentran motivos para posicionarse del lado comprador en Chicago. Respecto del conflicto China/EE.UU., es posible que estemos asistiendo a un episodio mucho más trascendental del que muchos quieren ver. Un eventual cambio de liderazgos en el mundo siempre ha sido traumático. Más allá de ello, lo cierto es que se visualiza un aumento del área maicera a expensas de la sojera en EE.UU. en el ciclo 2019/20 (siembra en abril/junio). En Brasil, en cambio, la devaluación del Real ayuda a la ecuación económica de la soja.
En Argentina, también la soja ha salido beneficiada respecto del maíz por el cambio en el esquema de Derechos de Exportación (claramente pro-soja, pues con el actual tipo de cambio las retenciones a la soja subieron 3% y al maíz el 10%). Más allá del nuevo aporte (y van...) del sector para financiar otros sectores de la economía no competitivos y el retorno a viejas prácticas, el golpe al maíz es incomprensible. No le quitaron el 10% del valor FOB. ¡Le quitaron algo más del 50% del margen!, cuando era claro que el área del forrajero crecería nuevamente y su conversión en carne era saludable para la nación. Aumentar el área maicera también es lo más conveniente para el país, no sólo para mejorar la rotación, sino también por todo lo que ello significa en materia de derrame de divisas en el interior. Equiparar el negocio del maíz ante la inigualable competitividad de la soja en Argentina (por los costos involucrados en las respectivas inversiones y el “efecto fletes por hectárea” en regiones alejadas de los puertos) era el camino correcto y el Presidente parecía tenerlo claro. Parecía. También juzgamos como un error la desaparición del diferencial arancelario a favor de la exportación de harinas/aceites. En nuestra opinión, la presencia en nuestras pampas de la industria aceitera más eficiente y competitiva del mundo ha jugado a favor de los intereses de los productores y del país. Era una de las pocas “políticas activas” que teníamos y que todos nuestros competidores y clientes tienen y mantienen para la protección de sus industrias. Pregunta. ¿Qué pasó? ¿Se tomaron medidas en beneficio de los chinos? Difícil de saber. Sólo resulta claro que, con las últimas decisiones, en lugar del pincel fino para evaluar con inteligencia lo más conveniente y oportuno, se apeló a la “brocha gorda”. Una lástima.