
Desde el año 2016, la industria del agro cuenta con una norma pionera, la Ley Nacional 27.279, que determina la responsabilidad de toda la cadena de valor respecto al manejo de los envases vacíos de fitosanitarios, con el fin de preservar el ambiente y la salud de todos. Para alcanzar esta meta, la ley también estableció la necesidad de contar con un sistema formal de gestión, que involucre a todos los actores y articule los pasos tendientes a garantizarles un destino seguro a los envases. Dicho sistema es coordinado e impulsado por la asociación CampoLimpio, que aprovechó Expoagro 2025 para explicar el circuito circular que recorren los envases, desde su condición de residuo hasta que su plástico se reintroduce de forma segura en el proceso productivo.
¿Qué hacer con los envases?
En primer lugar, cabe resaltar que el envase vacío de fitosanitario como tal se genera en las campañas, luego de la aplicación de los productos agroquímicos a la protección de los cultivos. Para evitar que este residuo se convierta en un riesgo ambiental y sanitario, está prohibido por ley abandonar, enterrar, quemar y comercializar los envases. En cambio, deben entregarse al sistema de gestión, a través de los Centros de Almacenamiento Transitorio (CAT) o durante las jornadas de recepción itinerantes. Para que el procedimiento alcance su máximo potencial circular, es fundamental que los productores entreguen los envases limpios, realizando las técnicas de Triple Lavado o Lavado a Presión. Esta práctica es la que permitirá eliminar los resabios del producto que contenían, posibilitando el reciclar el plástico.
Una vez introducidos al sistema CampoLimpio, los envases se segmentan en Tipo A y Tipo B. Los envases Tipo A son los envases limpios, a los que se les ha efectuado el Triple Lavado o Lavado a Presión; por lo tanto, están en condiciones de ser reciclados. Por otra parte, los Tipo B son aquellos que han ingresado sucios, o bien por sus características (por ejemplo, envases de cartón corrugado) no pueden lavarse siguiendo las técnicas prescriptas. En estos casos, el sistema se asegura que tengan un correcto destino final.
Tras almacenarse en establecimientos especialmente diseñados diseñados para tal fin, los envases Tipo A (es decir, los que recibieron el Triple Lavado o Lavado a presión y, por lo tanto, no fueron dispuestos para destino final) son direccionados a operadores habilitados por las provincias. Allí, el plástico es tratado y transformado en insumos para la industria plástica, siempre procurando que se utilice en usos seguros y permitidos. Un ejemplo de la etapa en cuestión lo constituye el trabajo desarrollado por Daser Agro, operador habilitado en Entre Ríos, que genera pellets de plástico a partir de los envases. Justamente, en Expoagro 2025 se visitó el stand de la organización como parte del recorrido propuesto por CampoLimpio, a fin de destacar la labor de los operadores.

Envases hacia la industria plástica
Finalmente, la industria plástica usa la materia prima generada a partir del tratamiento de los envases, para elaborar elementos autorizados por la ley, como tritubo para fibra óptica, postes, materiales de la construcción y bidones tricapa. De esta manera, se cierra el esquema circular/sustentable, ya que el plástico vuelve al circuito productivo. Para graficar el último eslabón del sistema, CampoLimpio concurrió al stand de DOSAM, industria plástica habilitada en la provincia de Buenos Aires. DOSAM en particular adquiere los insumos producidos por los operadores y los aplica a bidones tricapa.
Acerca de CampoLimpio
CampoLimpio tiene como misión diseñar e implementar un completo sistema de gestión ambiental para recuperar los envases vacíos de fitosanitarios del campo argentino, promoviendo la sustentabilidad y el cuidado del ambiente. La asociación articula esfuerzos con autoridades municipales, provinciales y nacionales junto a distribuidores, productores y organizaciones del sector para desplegar el sistema en todo el territorio nacional. Se trata de una plataforma que integra el trabajo colaborativo de esta amplia cadena de valor y unifica el proceso de recuperación de envases vacíos de productos fitosanitarios utilizados en el campo argentino, a la vez que impulsa un nuevo paradigma de economía circular en el sector productivo.