
Con el objetivo puesto en lograr sistemas más eficientes y resilientes, el INTA impulsa una estrategia de manejo integral del cultivo de girasol que contempla tanto aspectos productivos como sanitarios, de calidad y agronómicos. Este enfoque será uno de los ejes del panel “Diseñando el rinde: Estrategias integrales para potenciar el girasol”, que se llevará a cabo en el marco del Congreso Aapresid 2025, en el Predio Ferial de La Rural.
Las especialistas del INTA Marina Montoya –referente en Patología Vegetal del IPADS Balcarce– y Carolina Troglia –jefa de la Agencia de Extensión Rural INTA Balcarce y coordinadora de la Red Sur del INTA-ASAGIR– compartirán herramientas clave para optimizar el rendimiento del cultivo sin descuidar su sanidad.
Manejo sanitario y genética: el binomio clave
Según Montoya, uno de los puntos centrales es conocer a fondo el ambiente productivo: historia del lote, cultivos previos, presencia de malezas hospedantes de enfermedades (como los girasoles guachos) y definir fechas óptimas de siembra. A partir de este diagnóstico, se pueden tomar decisiones más ajustadas sobre la elección del híbrido y el manejo del cultivo.
“Las herramientas de manejo sanitario deben aplicarse de manera preventiva. La selección de híbridos con resistencia genética parcial o total adaptados a cada ambiente es una de las más importantes”, remarcó Montoya.
También es fundamental acompañar esa elección con otras prácticas como el tratamiento de semillas, las siembras tempranas, una rotación planificada, el monitoreo constante y el control de malezas hospedantes. “La interacción entre genética, ambiente y manejo agronómico define el rendimiento y la sanidad del cultivo”, señaló.
Información para decidir mejor
El INTA brinda a los productores información estratégica a través de la Red Nacional de Híbridos de Girasol, una herramienta desarrollada junto con ASAGIR que permite evaluar el comportamiento productivo, sanitario y de calidad de los materiales disponibles en el mercado.
Carolina Troglia destacó que esta red se complementa con investigaciones sobre fertilidad de suelos, estrategias de fertilización, mejoramiento genético (tanto tradicional como asistido por herramientas moleculares), monitoreo de enfermedades y desarrollo de recomendaciones de manejo genético, químico y biológico. Además, se trabaja en la difusión continua de estos avances hacia el productor.
Lo que dejó la última campaña
Durante la campaña 2024/25, el girasol atravesó condiciones variables según la región. En zonas del norte, centro, sudoeste y sudeste del país se registraron distintos niveles de precipitaciones y temperaturas en las fases vegetativa y reproductiva. Aunque se detectaron enfermedades, en ningún caso alcanzaron niveles alarmantes de incidencia o severidad.
De cara a la campaña 2025/26, los pronósticos apuntan a escenarios de alta variabilidad térmica y humedad relativa elevada durante etapas críticas del cultivo. “Esto podría favorecer enfermedades foliares de fin de ciclo y podredumbres de tallo y capítulo, por lo que será clave anticiparse con estrategias ajustadas a cada ambiente”, advirtió Troglia.