
La política comercial impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está generando serias complicaciones para los fabricantes de maquinaria agrícola en distintas regiones del mundo.
Más allá de las subas arancelarias en sí mismas, lo que más desconcierta a las empresas es la falta de previsibilidad en las decisiones. Trump alterna entre suspender y aumentar los aranceles de manera errática, lo que impide proyectar con claridad el impacto que estas medidas podrían tener durante el resto de 2025.
Esta incertidumbre golpea directamente a las proyecciones financieras de las compañías del sector. Un caso ilustrativo es el de John Deere, que al presentar sus resultados del segundo trimestre de este año, reconoció que las políticas arancelarias han incrementado notablemente sus costos de producción. Si esta tendencia se mantiene hasta fin de año, la empresa podría enfrentar un sobrecosto de hasta 500 millones de dólares.
Uno de los principales factores detrás de este aumento es la duplicación de los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, que pasaron al 50%. Ambos materiales son fundamentales para la fabricación de maquinaria agrícola, y su reemplazo por alternativas más económicas no es viable en el corto plazo.
Cuestionamientos a Donald Trump
Estas decisiones han reavivado las críticas hacia el uso discrecional que Trump hace de su autoridad. Un ejemplo que alimenta las sospechas es el caso de Emirates Global Aluminum, que recientemente anunció la instalación de una planta productora en territorio estadounidense. Esta firma está vinculada a un holding estatal norteamericano, lo que ha despertado cuestionamientos sobre posibles beneficios direccionados.