Después de casi 20 años de negociaciones se logró firmar el acuerdo UE - Mercosur, tratado de comercio que jerarquiza al bloque dándole la posibilidad de acceder a un mercado de más de 500 millones de habitantes con alto poder adquisitivo.
Lo primero que debemos señalar es que el bloque hace años atrás agonizaba, por la falta de acuerdo y poco respaldo político de los países miembros. El solo hecho del acuerdo refleja una señal de madurez muy positiva de los países que conforman el Mercosur.
Los productos de origen agropecuario e industrial accederán a la UE prácticamente libre de aranceles desde el primer día de vigencia del acuerdo. Los productos sensibles que reflejen asimetrías entraran al bloque con cuotas y disminución de aranceles en 15 años. El mundo gira mucho más rápido que 15 años.
Así, nuestros productos emblemáticos como la carne y los provenientes de las economías regionales, tendrán un impulso exportador sin precedentes.
Este tratado debe ser ratificado por los Parlamentos de la UE, sus países miembros y el Mercosur.
El bloque debe dar celeridad al comercio y tránsito de los productos intrabloque para consolidar su posición.
Argentina enfrenta este año un proceso electoral definitorio en cuanto al rumbo y destino.
Es de trascendental importancia que la ratificación del acuerdo sea parte de una política de Estado y no entre en un mero argumento de la contienda electoral.
El camino de la integración al mundo que da soporte y solidez a la producción generando inversión, empleo y arraigo genuino en origen, debe ser una política de Estado totalmente ajena a los vaivenes electorales.