Científicos argentinos van en camino de enfrentar de manera racional al virus de la leucosis bovina, un patógeno que afecta al ganado bovino y provoca pérdidas millonarias en la producción de leche y carne. Por un lado, están ensayando en un tambo santafesino una vacuna experimental. Por otro, iluminaron el circuito de la infección en los rodeos.
Desde hace 6 años, investigadores del INTA trabajan en el desarrollo de una vacuna basada en una cepa del virus atenuada modificada genéticamente. Y hasta ahora realizaron tres ensayos a campo en condiciones controladas. "Hemos conseguido excelentes resultados. Y ahora estamos ensayando en condiciones productivas reales en un tambo de la provincia de Santa Fe, aunque recién podremos ver los resultados en 18 meses", anunció a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Karina Trono, directora del Instituto de Virología del INTA e investigadora independiente del CONICET.
En una línea paralela de trabajo, Trono y su equipo mostraron que la infección se establece en los rodeos de tambo a muy temprana edad.
Hasta ahora se pensaba que el primer punto de contacto crítico de contagio para las hembras comenzaba en la convivencia con los animales adultos. "Pero nuestro trabajo demuestra que ese virus puede infectarlas antes de ingresar al circuito productivo lechero", dijo Trono, quien es investigadora del Instituto de Virología S. Rivenson del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA (CICVyA-INTA).
Para llegar a esa conclusión, publicada en la revista "Archives of Virology", los investigadores analizaron la presencia de anticuerpos y el nivel de carga proviral in vivo en hembras de rodeos productivos de leche antes de la primer lactancia, y comprobaron que la infección en esa cohorte ya se había tornado estable antes de convivir con animales adultos.
"Es necesario investigar los mecanismos de transmisión del virus", afirmó Trono, para quien una estrategia de control o profilaxis debería implementarse lo antes posible.
El virus de la leucosis produce la muerte de un 10 por ciento de los animales adultos infectados mayores de 2 años. Y cada muerte se traduce en un costo por lucro cesante que asciende a 5.300 dólares, según un reciente estudio realizado en el INTA.
Del estudio también participaron Ramiro Merlini, Gerónimo Gutiérrez, Irene Álvarez, Juan Pablo Jaworski, Hugo Carignano y Mario Poli, del INTA, y Luc Willems, de la Universidad de Lieja, en Bélgica.