La última ha sido una excelente campaña que hubiera sido aún mejor si no se hubiesen sentido tanto los efectos del clima de final de año. Aún con eso, se pudieron cosechar 19 millones de toneladas que, sumadas al millón y medio que habían quedado del ciclo anterior, totalizaron unos 20,5 millones de toneladas. De esas, unos 12 millones se irían a exportación y la molinería usaría unos 6,5 millones a lo largo de todo el año. Así lo adelantaba en diálogo con Palabra de Campo el presidente de FAIM, Diego Cifarelli.
“Estamos con tensión por los precios porque a estos números, que hace que esté bastante justo, hay que sumarle que los productores -en función de la incertidumbre que se vivía sobre el final del año pasado, los rumores de aumento de retenciones y el tipo de cambio- apuraron la venta a pesa cosechaba y obviamente la molinería no tiene el respaldo financiero para hacerle frente a esas ventas compulsivas; sí la exportación y por eso hoy tenemos la exportación que ya lleva comprada 14 millones cuando tiene que exportar 12 y la molinería lleva comprada 2 millones que son las que se industrializaron”, comentó.
En esa línea, explica que, aunque aparecen rumores de intervención del Estado en el mercado triguero, “el Gobierno hasta ahora se ha comportado de manera clara y ha pedido que se resuelvan los problemas dentro de la cadena”.
“Hemos tenido reuniones con integrantes del Gobierno, y siempre le hemos pedido desde el sector privado que no intervengan porque teníamos la capacidad de ponernos de acuerdo, y así lo estamos intentando. Obviamente estas tensiones se producen porque los mercados de libre oferta y demanda funcionan así. Así fue como en octubre del año pasado, cuando estaba terminando el ciclo y empezando la cosecha de esta campaña, llegó a valer 15 mil pesos la tonelada de trigo y se derrumbó en 10.500 en diciembre, y la harina de 50 kilos panadera pasó en octubre de 1350 a 950 pesos en diciembre. Después tenemos que dar la discusión de cuánto impacta esa variación dentro del producto final que va a gondola”, dijo.
Además, marcó que la realidad es una: “La libre oferta y demanda hace que cuando se ofrece más de la demanda el producto tiende a bajar y cuando hay demanda que oferte se tiene a encarece. En este momento como la exportación compró bastante y el productor agropecuario que no vendió en noviembre y en diciembre, sabiendo las nuevas reglas de juego, hoy no está tentado a vender”.
“Así ha sido siempre, y siempre hemos salido adelante, creemos que no debería intervenir el gobierno y que no lo va a hacer. En Leones lo dijo claramente el secretario de Agricultura que no van a intervenir siempre y cuando no esté en juego la seguridad alimentaria, nos pareció lógico y nos abrió las puertas para seguir dialogando”, concluyó.