Valentina Bari es oriunda de Villa Huidobro, Córdoba. La joven de 21 años estudia administración agraria y una de sus grandes pasiones es pasar tiempo con su mascota Josi, un toro de raza Angus Colorado.
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Es la cuarta generación de familia que se dedica a las labores agrarias y su vida tuvo un antes y un después con la llegada de su mascota. Estaba débil, mojado y prematuro, pero aún así decidieron criarlo con calor y mucho amor.
Josi, sin dudas ocupa el lugar del mimado de la casa: le festejan los cumpleaños, lo miman, y le dan todos los gustos, pero esto último no es del agrado de la mamá de Valentina cuando le come las flores de su jardín.
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“Mi papá estaba recorriendo un lote de vacas en parición cuando lo encontró. No dudo un segundo en cargarlo a la camioneta y traerlo a casa, donde lo pusimos sobre un cuero de cordero y le dimos calor con un secador de pelo”, contó Valentina sobre los primeros días de Josi.
Sin embargo, dijo que la crianza de los primeros días no fue una tarea fácil ya que le llevó cerca de 15 días en pararse y poder caminar. “Todas las noches teníamos que guardarlo en el galpón y nos turnábamos para ver a quién le tocaba levantarse para darle la mamadera”, explicó.
“Creo que el vínculo que logré con Josi fue gracias a la atención permanente que requería; ahí es donde sentí ese vínculo que nos unía, que perdura hasta hoy”, manifestó. “Cuando logró valerse por sus propios medios, nos seguía a todos lados como si fuese un perro”, agregó.
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Respecto a la relación de Josi con los demás integrantes de la familia, Valentina dijo a Agrolink que los identifica uno a uno, que le gusta que lo cepillen y que está 24/7 disponible para que lo mimen. “No hay día que alguien no se acerque para estar con él un rato”.
Además, Valentina aseguró que la mejor hora para disfrutarlo es cuando ya comió y se echa al suelo. Sin embargo, identifica que el momento en el que no le gusta que lo molesten es cuando tiene hambre. “Siempre está de buen humor y permite todo tipo de caricias”.
Gracias a su crecimiento en las redes sociales, se podría decir que el toro de 700 kilos es viral. “Le saco fotos desde que lo adopté porque no era algo común de un toro por sus comportamientos”. Por último, agregó que está tan acostumbrado a la cámara que “cuando me ve, posa para la foto”.