A través de la Red de Manejo de Plagas (REM), Aapresid informó sobre la aparición de una nueva resistencia a herbicidas que encendió una alerta roja entre los productores agropecuarios.
Alerta roja por una nueva resistencia a herbicidas
Se trata de Amaranthus palmeri, que mostró resistencia al herbicida preemergente sulfentrazone, un inhibidor de la PPO de la familia de las triazolinonas, así como a herbicidas de las tres familias de ALS y glifosato.
Hasta la fecha, a nivel mundial se identificaron 79 biotipos de Amaranthus con resistencia a distintos grupos de herbicidas, incluyendo auxinas, ALS, EPSPS, HPPD, PSII y PPO. Sin embargo, la resistencia al sulfentrazone es el primer reporte internacional para esta especie; el caso más cercano fue el de Amaranthus hybridus en Bolivia en 2005.
En Argentina, se confirmó en 2013 la resistencia de A. palmeri a los herbicidas clorimuron, imazetapir y diclosulam (inhibidores de ALS), y en 2016 a glifosato (inhibidores de EPSPS).
A inicios de 2024, se registraron fallas de control en A. palmeri en un área de aproximadamente 150 hectáreas de lotes destinados a soja en Los Juríes, Santiago del Estero. Estas fallas ocurrieron tras la aplicación de sulfentrazone a la dosis recomendada. Ante este hallazgo, se recolectaron semillas del biotipo para su análisis por especialistas.
Es importante señalar que esta resistencia ha sido observada solo en un lote específico de Los Juríes, ya que no se han reportado situaciones similares en áreas cercanas o en lotes de la Chacra Bandera de Aapresid. Además, A. palmeri no es la especie más dominante en la región; A. hybridus es la más prevalente. Por ello, se considera crucial difundir esta información para que los productores de la región y otras áreas estén atentos a la situación.
Estrategias de Manejo
Desde Aapresid destacan que el manejo de esta maleza es especialmente complicado debido a su capacidad para desarrollar resistencias y dispersarse rápidamente. Estudios recientes en EE.UU. han demostrado que una planta aislada de A. palmeri puede colonizar entre un 95% y un 100% de un lote en solo tres años. Por lo tanto, es fundamental implementar un programa de manejo que limite su diseminación. Algunas de las prácticas recomendadas incluyen:
- Monitoreo frecuente: Realizar inspecciones rigurosas para identificar la maleza en estadios tempranos, incluyendo monitoreo en banquinas y bordes que podrían albergar poblaciones. También es crucial monitorear la eficacia de las aplicaciones químicas para detectar posibles resistencias.
- Rotación de cultivos: Alterar los cultivos para interrumpir el ciclo de la maleza y alternar herbicidas con diferentes mecanismos de acción. Utilizar cultivos tolerantes a herbicidas puede ser beneficioso.
- Siembra de cultivos de servicio: Esta práctica ayuda a suprimir emergencias de malezas al reducir la temperatura y la luz que llega al suelo.
- Cultivos competitivos: Implementar arreglos espaciales estrechos y seleccionar variedades con mayor competitividad.
- Extracción manual-mecánica: Eliminar plantas aisladas antes de que maduren sus semillas es crucial para prevenir escapes.
- Limpieza de maquinaria agrícola: Asegurarse de que la maquinaria esté limpia antes de ingresar a lotes sin malezas.
- Control químico: La efectividad del control químico depende del momento de la aplicación.
En Argentina, se observa una creciente tendencia al uso rutinario de herbicidas de alta eficacia y facilidad de aplicación, lo que incrementa la probabilidad de aparición de biotipos resistentes. En particular, el uso intensivo de herbicidas inhibidores de PPO podría estar favoreciendo la selección de este biotipo con resistencia múltiple.