Agroleaks

No todo lo que endulza es miel: Cómo reconocer la pura, evitar la adulterada...¡y hasta descubrir su poder afrodisiaco!

En un dialogo con Agroleaks Mariel Codesal, apicultora y lider de "Quiero Miel" explicó todo sobre su producto.

Mariel Codesal es apicultora, vive en Lincoln y se crió entre abejas, vacas y sembrados. Desde chica supo que lo suyo era el campo, pero su gran amor son “las rubias”: así llama con ternura a las abejas. Hoy está al frente del proyecto “Quiero miel”, que apuesta por una producción honesta, natural y de calidad certificada. Pero más allá del sabor dulce, la historia de la miel que consumimos en Argentina tiene capítulos que muy pocos conocen.

Adulteraciones

“Hay que leer las etiquetas”, insiste Mariel. Y no lo dice al pasar. Muchas de las mieles que se venden en góndolas son en realidad jarabes azucarados con apenas trazas del producto original. Incluso hay casos en los que se han detectado mezclas con grasa de cerdo, lo cual no solo es una estafa para el consumidor, sino también un problema para quienes eligen dietas vegetarianas o veganas. “Por eso siempre les digo a los veganos que consuman miel pura, porque nosotros cuidamos a las abejas, las amamos, no las explotamos, y la miel no es un producto animal en sí: solo actúa el animal con sus glándulas salivales para transformarla”, señala.

“Si dice ‘a base de miel’, no es miel. Los padres deberían revisar qué les están dando a sus hijos. Estamos consumiendo productos adulterados sin saberlo”, advierte. Además, recuerda que la miel pura no se somete a pasteurización ni procesos industriales. Como sale de la colmena, va a tu mesa. Pero para asegurarse, hay que mirar si la etiqueta incluye el RNE (Registro Nacional de Establecimiento) y el RNPA (Registro Nacional de Producto Alimenticio). “Podés escanearlos con el celular y ver quién la produce. Hay que informarse, es importante y solo tardas dos minutos”, remata.

Cómo se hace la miel (de verdad)

Todo empieza en primavera. Las abejas salen a recolectar polen, y cuando hay buena floración y temperatura, la reina comienza a poner huevos: hasta 2000 por día. “La colmena explota”, dice Mariel. “Nosotros también las ayudamos. Si les falta alimento, les damos. Amamos a las abejas, y cuidarlas es parte del trabajo”.

Una vez recolectado el néctar, las abejas lo transforman en miel con la ayuda de sus glándulas salivales. Esa miel pasa por un simple proceso de filtrado para retirar impurezas, y va directo al frasco. Nada de pasteurizar, ni mezclar, ni estandarizar. “Como sale de la colmena, va a tu mesa”, afirma.

¿Y el mercado interno?

De toda la miel que se produce en Argentina, apenas el 5% se consume en el país. El 95% se exporta a Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá. Sin embargo, los apicultores no tienen acceso diario al valor de su producto como sucede con otros cultivos. “El precio lo fijan las grandes empresas exportadoras. Hoy, un kilo se paga 2000 pesos más IVA para mieles claras, y 1800 para mieles oscuras. Se vende en tambor cerrado, y no hay una referencia pública como con la soja o el trigo”.

Por eso Mariel impulsa “Quiero miel” como una red que busca unir a productores y dar valor agregado al producto, además de fomentar el consumo local. “Necesitamos empezar desde los más chicos. Ir al semillero y enseñarles a elegir. No todo lo dulce es bueno”, asegura.

¿Afrodisíaca y Energizante? ¡Sí!

Mariel Codesal no duda: el verdadero secreto está en el polen. Ese "polvo dorado" que recolectan “las rubias” contiene 22 aminoácidos esenciales, vitaminas y enzimas que actúan como energizante natural, fortalecen el sistema inmune y además tienen fama de ser afrodisíacos.

“El polen tiene propiedades estimulantes, tanto para hombres como para mujeres. Es recomendado por médicos, incluso para prevenir problemas de próstata. Y si querés aprovechar todos sus beneficios, hay que consumirlo bien: una cucharadita al día, triturado en mortero, para que el cuerpo pueda absorberlo”, explica Mariel.

El consejo final de la trabajadora apicola es claro: “Busquen excelencia. Y empiecen a endulzar con miel”.