DAVOS, Suiza.- El mundo cambió. Cómo se va a reconfigurar la economía global es una incógnita que ni siquiera los principales líderes del mundo político y corporativo reunidos en el Foro Económico Mundial saben responder aún.
Sin embargo, el gobierno de Mauricio Macri tiene en claro que el país debe establecer, cuanto antes, tantos nexos comerciales como sea posible para adaptarse al nuevo escenario del Brexit y de Donald Trump en la Casa Blanca. Por eso buscará embarcar a Brasil en una flexibilización del Mercosur para avanzar en negociaciones con distintos bloques comerciales.
"Desde el Mercosur, el que haya una desaceleración de las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea permite acelerar el acuerdo entre el Mercosur y la UE. Hemos hecho una agenda común con Brasil y vamos a tener reuniones acá, en Davos, alrededor de esa cuestión. También nos va a hacer proyectar a otros lugares. Viendo cómo se reposiciona el mundo, si es que se produce un reposicionamiento macro", dijo la canciller Susana Malcorra, en una charla con periodistas, en el hotel Spenglers.
La ministra anticipó que, al cierre de la semana, se anunciará un acuerdo del Mercosur con la Asociación de Libre Comercio Europea (EFTA), que integran Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein.
Lo que está a la vista es que la "dinamización" del Mercosur es una prioridad en la agenda nacional. Y más allá de lo que pueda avanzar la delegación argentina hoy en el encuentro que tiene agendado con sus pares brasileños, está previsto que el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser, junto con representantes del Ministerio de Producción, que encabeza Francisco Cabrera, viajen a Brasilia una vez que finalice el WEF para seguir trabajando sobre cuestiones bilaterales del Mercosur e intra-Mercosur, en donde se destacan cuestiones como los temas fitosanitarios. Luego, el mes que viene, será el presidente Mauricio Macri el que viajará para reunirse con su par brasileño, Michel Temer.
La Argentina, aseguran desde la delegación oficial, debe adaptarse así al nuevo mundo. Pese a que en Davos los cuestionamientos al proceso de globalización son una constante -casi tan habituales en las charlas como las elucubraciones sobre el futuro de EE.UU. con Donald Trump como presidente-, en el Gobierno están convencidos de la importancia de integrarse al mundo, para así también recibir inversiones y ganar competitividad.
"Estamos discutiendo las mejores políticas. La competitividad no es sólo bajar los costos previsionales, no está tan claro que ayude a generar empleo. Aunque esto se está discutiendo -dijo a LA NACION el ministro Cabrera-. También son importantes el acceso a la tecnología, que hemos bajado el costo ya en un 66%, la infraestructura y los acuerdos comerciales."
Por la mañana, Cabrera formó parte de un panel del que participaron los presidentes de las empresas ABB y Mitsubishi, y de la Universidad Carnegie Mellon, además de la secretaria general de la Confederación Internacional de Sindicatos. Allí se debatió sobre el impacto de la tecnología en el empleo. Cabrera se describió como un "tecno-optimista", pero admitió que la Argentina tiene un problema de productividad en la industria y que la estrategia de integrarse al mundo para sumar tecnología e inversiones "genera miedo".
"El empresariado piensa en productividad con una concepción antigua", dijo el ministro. "Acá, en Davos, quiero atraer inversiones a la Argentina, compañías grandes que traigan innovación e integración al mundo", subrayó. El moderador del encuentro, Johan Aurik, presidente de la consultora A. T. Kearny, le dijo que él había sido testigo del "miedo" que existe ante el cambio, en diciembre, cuando estaba en el país y vio en las noticias que a la combi en la que iba Macri le tiraban piedras. "Hay tensión y miedo. Porque cuando hablamos de normalizar la economía e integrarla, eso produce miedo. Cuando hablamos de comercio internacional, las pymes tienen miedo. Tenemos mucho qué hacer", respondió Cabrera.