Regionales

Producción de maní: una de las pocas economías regionales que se salvó en el cierre del 2023

El semáforo del mes muestra: 2 verdes, 5 amarillos y 12 rojos, mismos números que el mes anterior. Un punto a destacar, es que este es el último semáforo pre-devaluación, ya que en los próximos meses comenzarán a verse los efectos tanto en los costos, en los ingresos...

El semáforo del mes muestra: 2 verdes, 5 amarillos y 12 rojos, mismos números que el mes anterior.

Un punto a destacar, es que este es el último semáforo pre-devaluación, ya que en los
próximos meses comenzarán a verse los efectos tanto en los costos, en los ingresos y en los mercados de referencia.

“Los datos de este informe corresponden al relevamiento del mes de
noviembre, e indican que los volúmenes de producción y la superficie o stock estimada es menor que la campaña anterior en 10 actividades, aún no se ha superado el efecto de la sequía”, explicaron desde Coninagro.

En tanto, los incrementos de precios (al productor) por encima de la inflación se observaron sólo en 8 actividades.

Dato duro

Es que los costos fluctúan por encima de la variación interanual de los precios, en diez actividades. “Cambios en las exportaciones deberían esperarse en los semáforos posteriores a la variación del tipo de cambio”, detallan desde la entidad.

El maní parece recuperarse, ¿qué pasará a lo largo del tiempo?

La producción de maní se realiza en el centro del país, con foco en la provincia de Córdoba, se siembra en primavera y se cosecha en otoño. Por la importancia del proceso post-cosecha en la generación de valor, cuenta con participación de cooperativas. Además, cuenta con una Cámara representativa y un Clúster Manisero: vínculos estrechos de innovación junto a universidades, INTA y empresas de desarrollos bio-tecnológicos.

“El maní es un cultivo que requiere inversiones en tecnología (dolarizada) que no se pueden posponer: el gasto directo suele ser casi dos o tres veces el de un maíz de alta tecnología. Los alquileres, a su vez, tienen valores superiores a otros cultivos. El maní se exporta (más del 90%) en forma de grano para consumo directo o industrializado (aceite, harina, pasta), atravesando procesos de limpieza, descascarado y clasificación. No es un grano que pueda almacenarse durante años, y la comercialización se gestiona a la par del cultivo. Recientemente la cadena estuvo afectada por la sequía, por lo que la campaña anterior dejó escasa producción”, explican desde Coninagro.

En este marco, los precios del maní, principal variable de los ingresos de los productores, se determinan internacionalmente, con grandes caídas en la post-pandemia y estacionalidad en la cosecha argentina. Variaciones en el tipo de cambio y de las alícuotas a los derechos de exportación se traducen en forma directa a los precios, por ello la preocupación ante los recientes anuncios. Esta cadena, en caso de contar con un 15% de derechos de exportación, como se ha anunciado, pese a ser una economía regional, se espera que genere rentabilidad negativa adicional en toda la cadena, justo a mitad de la campaña.

Un desincentivo de este tamaño generará una pérdida de producción posterior y de mercados, arrastrando eslabonamientos con los sectores de servicios y tecnología. En el Semáforo de Economías Regionales, el Maní está en verde con la información de noviembre de este
año, siendo una de las pocas actividades que ha mejorado sus indicadores: seis meses atrás estaba en rojo. Pero esta es la “foto” de los datos a noviembre. Hacia adelante habrá que medir de nuevo.