
La producción lechera en Misiones presenta características propias que la diferencian de la zona núcleo del país. Allí predominan los tambos de pequeña escala, con rodeos que van de 10 a 50 vacas en ordeñe y una fuerte dependencia de los recursos forrajeros locales.
“En este contexto, el manejo forrajero es clave. El diseño, planificación y aprovechamiento eficiente de las pasturas son determinantes para lograr una producción estable de leche a lo largo del año”, sostuvo Eliseo Cornelius, extensionista del INTA Misiones.
Las condiciones climáticas de la región, marcadas por una alta producción de forraje en verano y un déficit durante el invierno, obligan a los productores a implementar estrategias de conservación como henificación, ensilado o bancos de forraje. Estas prácticas resultan esenciales para estabilizar la oferta y sostener la producción en los meses críticos.
Respecto a las especies más recomendadas, Cornelius explicó: “Las especies más adecuadas para el clima y suelo de la provincia incluyen Brachiaria spp., Tifton 85, BRS Kurumi, BRS Capiaçu, Tangola y Pasto estrella, entre otras”. Según el especialista, la incorporación de estas variedades adaptadas al clima subtropical permite extender la disponibilidad de pasto y reducir la dependencia de suplementos comerciales.

En la misma línea, Paola Sanz, investigadora del INTA Misiones, subrayó que “el pastoreo rotativo, el ajuste de la carga animal y la suplementación estratégica permiten equilibrar la oferta y la demanda de forraje, y mejorar la eficiencia del sistema”. Para la técnica, estas prácticas deben integrarse dentro de un plan forrajero que contemple el ciclo productivo, el clima local y la capacidad de cada establecimiento.
El INTA, además, cumple un rol central en el acompañamiento al sector. “También trabajamos en articulación con cooperativas, asociaciones y otras instituciones para fortalecer el desarrollo local”, concluyó Sanz.