
Aunque aún no representa una amenaza para la producción, la campaña de siembra de trigo comenzó con algunas complicaciones, según el informe semanal emitido por la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA).
La principal causa del retraso es el exceso de humedad en diversas regiones, lo que ha dificultado el avance normal de la implantación del cultivo. Dos factores explican esta situación:
- Las intensas lluvias demoraron la recolección de cultivos de verano, especialmente la soja de primera, que precede al trigo en la rotación agrícola.
- Las precipitaciones, en algunos casos de magnitudes históricas, y la persistente humedad en el suelo impiden el ingreso de maquinaria al campo debido a la falta de condiciones adecuadas ("piso").
La ORA confirma así lo que días atrás advirtió la Bolsa de Cereales de Buenos Aires: algunos planes de siembra podrían no concretarse por estas complicaciones climáticas.
Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, prácticamente no se han iniciado las labores de siembra, cuando para esta época del año ya debería haberse cubierto al menos el 4% del área prevista. En otras zonas trigueras, la situación es similar. En Córdoba, aunque no hay excesos hídricos importantes, las lluvias persistentes han provocado demoras. En Santa Fe y Entre Ríos, los lotes presentan humedad variable: en algunos casos adecuada y en otros, excesiva, lo que también ha dificultado el avance de las tareas.
En contraste, en el oeste de Santiago del Estero (delegación homónima), el progreso supera el 90%, mientras que en el este de la provincia (delegación Quimilí), donde se concentra el 80% del área destinada al trigo, aún no se ha comenzado a sembrar.

De acuerdo con el pronóstico de la Dirección de Estimaciones Agrícolas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, se espera una intención de siembra cercana a los 6,9 millones de hectáreas, lo que representa un aumento del 5% respecto a la campaña 2024/2025 y un 9% por encima del promedio de los últimos años.
Entre los motivos que impulsan esta proyección se destacan: la buena disponibilidad de agua en el perfil del suelo, pronósticos climáticos favorables, la necesidad de mantener la rotación de cultivos y la generación de ingresos para cubrir los costos de producción, concluyó la ORA.