Un informe oficial destaca que la superficie frutícola plantada en todo el valle de Río Negro y Neuquén cayó en más de 19.000 hectáreas en las seis últimas temporadas.
El trabajo destaca que de las 48.390 hectáreas existentes en producción en 2011 se pasó a 44.092 hectáreas en 2016. La disminución del área plantada es de 4.298 hectáreas. Sin embargo el documento agrega que este número no incluye la superficie en estado de abandono o sin las tareas culturales necesarias que, según estimaciones, alcanzarían las 15.000 hectáreas.
Los datos surgen del “Libro Blanco de la Fruticultura”, documento que será presentado en los próximos días al presidente Mauricio Macri.
Allí se detalla la nueva estrategia que proponen aplicar los gobiernos de Río Negro y Neuquén sobre la actividad para que pueda salir de la decadencia que está sumergida hace más de una década, según publicó el diario Río Negro.
Según se detalla, las pérdidas económicas del sector entre 2010 y 2016 se proyectan en 787 millones de dólares. Esto posicionó al sector con un déficit en el capital de trabajo y sin recursos para invertir en tecnología.
El aporte nacional al proyecto provincial consiste en créditos de largo plazo a tasas del 3% en dólares para reequipamiento tecnológico tanto en el campo como en los servicios.
“La distorsión de los precios relativos por diferencia en la variación entre inflación y evolución de los costos internos en pesos, en relación al tipo de cambio frente al dólar estadounidense para la exportación, es un factor importante de la causal de la crisis sectorial, pero no es el único. La visión simplista y de echar culpas no ayuda a reconocer un camino de solución a la crisis actual”, detalla en uno de sus párrafos el estudio que será presentado ante las autoridades nacionales.
El plan de las dos provincias está en plena discusión, aunque algunos sectores dejaron en claro que no están del todo de acuerdo con las propuestas.
Una fracción de productores sostiene que no contempla a los que fueron quedando en el camino en los últimos años y que aquellos que puedan quedar incluidos no están en condiciones de asumir créditos en dólares como los que se plantean en este escenario. La situación es compleja y exige acciones concretas.