
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destaca que, con el mejor escenario hídrico desde 2020, perfiles de suelo cargados y recuperación de napas, el maíz temprano se perfila como protagonista de la próxima campaña agrícola. Los ingenieros aseguran que se están aplicando fertilizantes con el objetivo de superar los 120 quintales por hectárea.

“El maíz temprano venía arrancando la siembra en último lugar o desde boxes, con pocas chances productivas, sin reservas de agua y malos pronósticos. Sin napas y con los perfiles secos, 20 días de estrés termohídrico en una etapa sensible te mandaban a la banquina y chau cosecha”, resumen los ingenieros de Aldao, recordando la situación crítica que atravesó el cultivo en los últimos años. Durante ese período, el maíz tardío ganó terreno por brindar mayor seguridad de cosecha en primaveras secas. Sin embargo, la aparición de la chicharrita obligó a revisar nuevamente las estrategias productivas.
Hoy, las imágenes satelitales muestran una recarga de agua inédita en los últimos cinco años. Desde la campaña 2020/21 hasta la 2022/23, la región núcleo sufrió la histórica triple “Niña”, con sequías que vaciaron los suelos incluso en profundidad. Pero el 2025 trajo un cambio de rumbo: lluvias históricas en mayo, récords en julio y casi récords en agosto.
El agua no solo cargó el primer metro del suelo, también impulsó la recuperación de las napas. En Junín destacan: “Medimos napas a 2,5 y 2,8 metros antes de estas últimas lluvias. Con algunas precipitaciones primaverales, prevemos volver a sentir el aporte de napa durante el ciclo”.

El 90% del área irá a maíz temprano
Antes de 2020, el maíz temprano ocupaba el 92% del área sembrada. Sin embargo, con primaveras frías y secas, esa participación cayó al 30% en la campaña 2022/23, la de la gran sequía. Luego se recuperó hasta el 88%, impulsado por el temor a la chicharrita. Pero este año, el factor decisivo no es el miedo, sino la confianza: se espera que el 90% del área se destine a siembras tempranas.
En Marcos Juárez aseguran: “Este año se va a arrancar antes, entre el 10 y el 15 de septiembre. Las lluvias de este invierno son el gran diferencial de la campaña. Estas fechas eran impensables para nosotros en campañas anteriores”.

En el noreste bonaerense, en cambio, persiste la cautela. En Pergamino apuestan a un esquema 50/50 entre temprano y tardío. Sin embargo, el entusiasmo general es evidente: los productores ya están fertilizando con la mira en superar los 100 y hasta 120 quintales por hectárea.
Trigo: un balance entre lo bueno, lo malo y lo feo
Las lluvias de agosto también impactaron en el trigo. Lo negativo son los encharcamientos en las zonas bajas, especialmente donde cayeron más de 90 mm. En Pergamino advierten sobre posibles pérdidas de cultivo en sectores anegados. En María Susana señalan la necesidad de que los suelos drenen para evitar condiciones de anaerobiosis en las raíces.
Lo “feo” es el aumento de la presión de enfermedades. En el sudeste de Córdoba ya apareció roya, lo que obligó a realizar aplicaciones fungicidas. Se prevé que esta campaña muchos lotes requieran hasta tres tratamientos, un factor que afectará la rentabilidad.
Lo positivo es que el 95% de los lotes se encuentran entre muy buenos y excelentes. En Junín destacan: “Todos los lotes están hermosos, tanto los de ciclos cortos como largos”. En Pergamino agregan: “El trigo venía en excelente estado, muy bien logrado y con buena nutrición. Estas lluvias terminan de completar el perfil hídrico, lo que es clave para sostener un alto potencial de rinde”. Con estas condiciones, la región se encamina a superar las 7 millones de toneladas.
Lluvias históricas: agosto 2025 cerca de los récords de 2015
La red GEA/BCR registró en agosto un promedio de 72 milímetros, más del doble de la media histórica (30 mm). Baradero acumuló 150 mm, Chacabuco 140, Pergamino 120 y Rosario 100.
Si bien en 2015 se alcanzaron picos más altos —218 mm en Pergamino, 177 en Chacabuco y 126 en Rosario—, los registros de 2025 se ubican entre los segundos o terceros más altos de los últimos 30 años, confirmando un escenario climático excepcional.
