Actualmente nos encontramos atravesando el fenómeno de El Niño y si bien, durante la segunda mitad de enero en Argentina se registraron zonas estables, el evento continúa vigente, pero con menos fuerza.
Es que ya hay zonas con demasiadas temperaturas: gran parte del sur del país, parte de La Pampa, otra parte de la provincia de Buenos Aires y la región cuyana.
A la presencia de esta ola de calor que se está sintiendo en gran parte del país desde la semana pasada se le debe sumar la escasez de lluvias, algo imprescindible para la buena evolución de los cultivos.
En esta línea no hay que olvidar las zonas declaradas en el marco del desastre agropecuario, como 12 municipios de la provincia de Buenos Aires. Jamás salieron de la sequía, a pesar de que la gruesa mejora expectativas en cuanto a rindes.
Volvemos. Si bien es cierto que con los años Niño hay lluvias superiores a lo normal en el centro y este de Argentina, no es algo atípico que “durante el mes de enero dentro de un evento El Niño se presenten este tipo de situaciones temporarias, ya que la tendencia es que las lluvias retornen a los valores normales a partir de febrero”, manifiesta el meteorólogo Leonardo De Benedictis.
Asimismo, desde la agencia Meteored De Benedictis considera que “según los pronósticos, las anomalías positivas de la temperatura de superficie de agua de mar (TSM) que caracterizan a El Niño en el Pacífico Tropical se mantendrán por encima del promedio al menos hasta el trimestre marzo, abril y mayo de 2024 y luego comenzaría un debilitamiento del evento, iniciando la transición hacia una fase neutral de ENOS”.
Luego, afirma que, tras analizar “los pronósticos probabilísticos de la NOAA, se observa una mayor probabilidad de una fase neutral de ENSO desde fines del otoño hasta por lo menos la primavera”.
“Pero los mismos modelos muestran que esta probabilidad de evento neutral disminuye a partir de la primavera, aumentando la probabilidad de La Niña hasta un 62% en el trimestre septiembre, octubre y noviembre, mientras que la probabilidad de una fase neutral solo alcanza un 30% de probabilidad”, agrega De Bendictis.
La Niña, entonces, ¿cuándo llega?
De Benedictis afirma que si se comparan “los pronósticos más actualizados con respecto a los pronósticos realizados meses anteriores se observa un leve retardo en el momento del inicio del evento La Niña, pero un aumento en la probabilidad de ocurrencia”.
En síntesis, y nada es seguro, se supone que es demasiado pronto para que la campaña 24-25 esté atravesada año La Niña, “pero existe la posibilidad y en términos de probabilidad, por lo menos hasta ahora, es la situación más probable”, narra el meteorólogo.
En este sentido, contrarresta argumentando que “el evento El Niño actual es uno de los 5 más fuertes de la historia, sólo superado por las campañas 72-73, 82-83, 97-98, 15-16.”
“Entonces la pregunta puede ir hacia si existe una probabilidad estadística de que luego de un evento El Niño muy fuerte se de un fenómeno La Niña, y la historia nos responde con un contundente “si”, ya que los 4 eventos fueron sucedidos por el evento La Niña”, detalla.
Por último, De Bendictis trata de ser lo más claro posible y esboza una autocrítica para su profesión: “Lamentablemente en meteorología no siempre se dan estos paralelismos, por lo que la incertidumbre se mantendrá por lo menos por un par de meses más”, dice, y finaliza: “pero es un aspecto que siempre hay que tener en cuenta, ya que la historia de la evolución de las variables muchas veces ayuda a validar, o no, los pronósticos dinámicos”.