Las granjas de insectos son un sector en expansión en España. Actualmente hay 37 explotaciones de este tipo en nuestro país, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Además, está previsto que Salamanca albergue la mayor granja de insectos del mundo. Hay motivos para sospechar que estamos ante un negocio creciente, no en vano, el lobby animalista Eurogroup for Animals estima que en el año 2030 se criarán unos 50 billones de insectos, lo que convertirá a estos animales en el ganado más numeroso del mundo.
La mayor parte de las explotaciones de insectos de España se dedica a la elaboración de piensos para animales gracias al aporte de proteínas. Sin embargo, esa es solo una parte del negocio, que también incluye la fabricación de cosméticos, el sector textil, los films biodegradables y la producción de frass, un fertilizante de origen natural cada vez más demandado por los agricultores, especialmente teniendo en cuenta que el Pacto Verde de la UE pretende reducir drásticamente el uso de los fertilizantes químicos.
Con respecto al consumo humano de grillos, langostas o larvas de escarabajo, de momento nuestra legislación no permite a las empresas españolas comercializar estos productos en territorio nacional, pero sí permite importarlos de otros países como Portugal. Lo cierto es que a día de hoy ya hay al menos unos 2.000 millones de personas en el mundo que comen insectos, según datos de la ONU, una cifra que posiblemente aumentará gracias al impulso de la Agenda 2030.
La posibilidad de encontrar una fuente alternativa de proteína fue lo que impulsó a Rubén Recamán y a otros cuatro socios para fundar Galinsect en el año 2019. Montaron en Galicia una granja de Tenebrio molitor, más conocido como el gusano de la harina, aunque en realidad es un escarabajo, tal y como especifica Recamán. "En aquel momento no era algo que tiene la repercusión que tiene hoy en día, pero ya se empezaban a oír algunas experiencias, sobre todo en empresas del centro de Europa."
¿Qué es Galinsect?
Galinsect es una de las 37 explotaciones de insectos registradas en España, de las cuales 16 están en Andalucía, tres en Castilla y León, tres en Castilla-La Mancha y el resto en otras comunidades, según los datos del Ministerio de Agricultura facilitados a Libertad Digital. También señalan que este número podría ser superior, "ya que cabe la posibilidad de que alguna comunidad autónoma pueda estar registrando alguna de estas instalaciones, en función de su uso, como núcleos zoológicos".
Y el número de explotaciones seguirá creciendo. De hecho, Salamanca albergará en el año 2025 la mayor granja de insectos del mundo. La biotecnológica Tebrio trabaja para abrir en esta provincia unas instalaciones de 90.000 metros cuadrados que darán empleo a 250 personas y producirán unas 100.000 toneladas anuales de gusano de la harina destinados a la alimentación animal y de mascotas, agricultura y aplicaciones bioindustriales en cosmética o textil.
La empresa abrió en 2015 la primera planta de producción de insectos aprobada en la Unión Europea para alimentación animal, y en 2019 se convirtió en la primera biotecnológica del mundo en obtener la autorización para fabricar fertilizantes orgánicos elaborados a base de insectos. Su objetivo es expandirse en América y Asia.
Insectos para animales
La mayor parte de las granjas de insectos españolas se dedican a la elaboración de alimentos para otros animales debido a que se trata de un producto rico en proteínas de alto valor biológico y bajo en grasas. A veces, los insectos se venden como alimento vivo para sectores como acuicultura, avicultura, criadores de reptiles y otros animales exóticos. Y otras veces, se vende triturado y transformado en harina, para la fabricación de piensos destinados al ganado y las mascotas.
Fertilizantes: el gran negocio
Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania, los fertilizantes son cada vez más escasos y más caros. Rusia y China, dos de los principales exportadores, han cortado los suministros para desesperación de los agricultores europeos. Por si fuera poco, el Pacto Verde de la Unión Europea pretende obligar al sector a reducir al máximo el uso de fitosanitarios y fertilizantes de origen químico, incluso aunque ellos mismos reconocen que supondrá un descenso de la producción de alimentos. Ante este panorama, los profesionales del campo están recurriendo a los fertilizantes orgánicos y aquí es donde se abre una vía de negocio sumamente rentable para las granjas de Tenebrio molitor.
"Hoy en día diría que nuestro producto más interesante, con mayor rentabilidad y con mejores perspectivas, más allá de la proteína alternativa, es el abono que produce este insecto", asegura Rubén Recamán. Se conoce como guano de Verme ditoso o frass, y además funciona como fitofortificante, antifúngico y antibacteriano.
Insectos para consumo humano
Un informe de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alerta de que en el año 2030 el mundo tendrá que alimentar a más de 9.000 millones de personas y a miles de millones de animales de ganado. Por ello, propone reducir el consumo de carne e incorporar una dieta a base de insectos.
En línea con los postulados de la Agenda 2030, la Unión Europea ha aprobado la venta y el consumo humano de polvo de grillo doméstico parcialmente desgrasado, larvas del gusano de la harina, langosta migratoria y larvas de escarabajo del estiércol. Estos alimentos se pueden incorporar a pastas, galletas, salsas, sopas, chocolate, indicándolo claramente en el etiquetado.
El Gobierno de Pedro Sánchez también ha apoyado esta dieta y ha asegurado que los insectos son un "nuevo" alimento seguro, que no tienen mayor riesgo asociado a la salud que cualquier otro alimento y que permite acometer una "transición alimentaria a una dieta más saludable y sostenible" con el medio ambiente. Sin embargo, la legislación no permite la venta de insectos para consumo humano a las empresas, aunque sí su importación por parte de otros países.
"Es por eso que aquí en España estamos viendo en los lineales de las distintas cadenas de supermercados insectos en distintos formatos, muchos de ellos procedentes de empresas portuguesas. Es curioso. Las empresas españolas no podemos comercializarlos, pero sí las empresas de la UE cuyas legislaciones nacionales permiten este tipo de actividad", denuncia Recamán.