La República Argentina está reconocida por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) como un país de riesgo insignificante para la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), el estatus más alto a nivel internacional, sobre la base de informes de la vigilancia epidemiológica que realiza, anualmente, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Esta enfermedad, también conocida como “mal de la vaca loca”, nunca ha sido registrada en nuestro país y ostentar el máximo estatus sanitario ubica a la Argentina en un lugar de privilegio para la comercialización de mercancías de origen animal.
La EEB es una enfermedad de notificación obligatoria. Por eso, quienes se dedican a la producción bovina y/o participan en su cadena de valor deben estar atentos a los síntomas que manifiesta el ganado y dar aviso al Senasa si reconocen signos clínicos compatibles con su ella.
Características de "la vaca loca"
La EEB o mal de la vaca loca es una enfermedad neurodegenerativa del ganado vacuno que pertenece al grupo de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET) y que puede afectar a otras especies animales y a las personas. Su nombre (espongiforme) se debe a las condiciones que presenta la patología, ya que desarrolla un deterioro cerebral que se asimila a los rasgos característicos de una esponja.
La enfermedad fue registrada por primera vez en Gran Bretaña en 1986 y en nuestro país nunca fue detectada. Su transmisión se genera por el consumo de harinas de carne y hueso, contaminadas por priones (proteína anómala y agente causal de la enfermedad) o por el consumo de alimento balanceado que contiene este tipo de harinas.
Los síntomas que se manifiestan son principalmente de origen neurológico, que incluye cambios en el comportamiento del animal, aislamiento, alteraciones en su movilidad, hiperreactividad y falta de coordinación. Se trata de una enfermedad fatal que, ante un diagnóstico, carece de un tratamiento efectivo.
Además, es importante resaltar que el período de incubación de la enfermedad es de al menos de 2 años y puede extenderse a más de una década, motivo por el cual son fundamentales las acciones sanitarias preventivas que deben desarrollarse a lo largo de toda la cadena productiva.
Vigilancia
Para sostener la condición de país de riesgo insignificante de EEB, el Programa Nacional de Prevención y Vigilancia de las Enfermedades Espongiformes Transmisibles (EET) de los animales del Senasa establece las principales tareas que deben desarrollarse para el control, la prevención y la vigilancia de la enfermedad, a fines de evitar su ingreso al país.
Este objetivo se logra a través de cuatro pilares de intervención sanitaria:
1.Control del ingreso a la Argentina de animales vivos y de productos de origen rumiante (incluyendo vacunas, medicamentos e insumos médicos).
2.Prevención del reciclado del agente, para evitar su ingreso a la cadena alimenticia de los rumiantes, prohibiendo la utilización de determinados tejidos para alimentación de animales.
3.Vigilancia epidemiológica pasiva para establecer los criterios de qué se debe observar, cómo y dónde detectar animales con signología compatible para su notificación, cómo llegar a todos los sectores involucrados en la cadena productiva, entre otras.
4.Difusión y capacitación, realizando jornadas de manera virtual y presencial, destinada a personal oficial, idóneos privados e información para el público general.
El Programa contiene las estrategias y acciones a desarrollar por el Senasa, junto al resto de los sectores oficiales y privados involucrados. Para mayor información consultar el sitio web del Programa o comunicarse a [email protected].
En caso de detectar síntomas compatibles con la EEB, quienes participan en tareas de producción bovina deben avisar al Senasa a través de los siguientes canales: Concurriendo a la oficina más cercana, enviar un Whatsapp al 11 5700 5704, escribiendo un correo electrónico a [email protected] o por medio del apartado Avisá al Senasa, en el sitio web oficial.