Estimado señor ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile:
Mi nombre es Liliana Broda, soy productora agrícolo-ganadera en la muy pequeña localidad de Cavanagh, sudeste de la provincia de Córdoba, departamento Marcos Juárez, pedanía Calderas.
El motivo de la presente es para expresarle con todo el dolor del alma y al borde de mis fuerzas, la tristísima situación a la que estamos sometidos una vez más a atravesar.
Hace más de tres años que la laguna llamada "la Blanqueada" que cruza y ha cortado la ruta provincial N° 12 (aislando los pueblos de la redonda) está sin control. Viendo en ese momento el grave problema que se avecinaba, comencé a asistir a diversas reuniones que organizaban distintos municipios de la provincia de Córdoba para tratar el tema, tales reuniones fueron totalmente estériles, ya que quedó demostrada la inacción del gobernador de Córdoba y la pasividad de sus intendentes.
A tal punto que hace más de tres meses que el camino de ingreso a nuestro establecimiento se ha cortado, y los trabajos para para reestablecerlo han sido insignificantes.
El "problema" es que nosotros tenemos un establecimiento agrícolo-ganadero fundado hace 55 años, o sea que en nuestro campo, VIVEN familias, una de ellas con cuatro criaturas, dos de ellas escolares, las otras dos mellizas, lactantes.
La escuela rural cercana fue cerrada hace como 6 años, los niños deben asistir a la escuela del pueblo en un carro, sentados sobre unas bolsas de soja y tapados con frazadas en un viaje en tractor de cuarenta y cinco minutos de ida y otro tanto de vuelta, ni hablar si las mellizas se enferman. Consecuencia: la renuncia de mi empleado, un Muy Buen Empleado con siete años de antigüedad.
Renunció porque la falta de infraestructura básica lo expulsó del campo, donde él es tan necesario y le gustaba vivir.
Como usted sabrá no es fácil hoy en día encontrar gente de trabajo y confianza para desempeñarse en este rubro.
Consecuentemente con las ideas del Presidente Macri, me entusiasma contribuir en engrandecer a mi país generando trabajo lícito y bienestar, y hacer nuevos proyectos y seguir poniendo el hombro.
Pero me choco contra la pared de la realidad en la que encuentro todo lo contrario, y me pregunto: ¿Tendré que sentarme a esperar que uno a uno mis empleados (a quienes considero capital humano muy valioso) se vayan?
¿Tendré que liquidar mi rodeo de vacas de cría iniciado hace 60 años por mi padre?
¿Tendré que ceder y alquilar la tierra que tanto amo y vivir de espaldas al campo por que la insensibilidad y la corrupción por fin me han ganado la pulseada?
Mis hijos están iniciándose en éste trabajo, dejando de lado sus opciones personales para sumarse al campo. ¿Qué les digo? ¿Que me perdonen por que me equivoqué? ¿Que no hay lugar para seguir produciendo y los problemas del sector me han quebrado y debemos nosotros también abandonar el barco?
Porque señor ministro Buryaile, más allá del problema humano que es muy doloroso y no tiene solución a la vista, está también el problema económico, porque a pesar de haber podido cosechar algo, no podemos sacar la producción del campo, y las deudas se acumulan.
Lo más triste del caso es que tanta pérdida es sólo por UN CAMINO RURAL! ¿¿¿Valdrá la pena tanta pérdida, por la incapacidad de arreglar UN CAMINO RURAL???
Como verá he sacado mi conclusión, le pido disculpas, solo espero por favor, escuchar una solución, una visita, una palabra que me ayude a comprender si el momento de bajar los brazos ha llegado, y si así fuera, prepararme para ese momento.
Sin más, me despido de usted con la esperanza de haber sido clara en mis conceptos .
Me pongo a su disposición para aclarar cualquier duda que mi carta genere.
Reciba mi respetuoso saludo y confiando en su respuesta le agradezco su tiempo.
Atentamente,
Liliana Gabriela Broda
D.N.I: 14210113