Los productores lecheros del país pasaron un 2018 en el que, de febrero a diciembre, trabajaron a pérdida. Sin embargo, arrancaron enero de este año con un periodo de firme recuperación. Empezó a pasar que el precio de la leche le ganaba al dólar y a la inflación, y la rentabilidad empezó a ser positiva.
En junio y julio, por ejemplo, contra los mismos meses de 2018, la leche está casi 120% más cara, eso habla de que le ganó por más del doble a la inflación, explicaba en diálogo con Radio Campo -por Radio Colonia- Daniel Villulla, gerente de la Cámara de Productores Lecheros de la Cuenca Oeste de Buenos Aires.
Con el dólar en un promedio de 46 pesos, y el precio de la leche a 15 o 16 pesos en la mayoría de los tambos, estaban cobrando un valor de 35 centavos de dólar por el litro, algo que les daba competitividad.
También, ya en julio, anticipaban que el consumo tardaría en recomponerse y que, por las elecciones, se mantendrían las variables medianamente estables. A la vez, había bajado un poco la intención del mercado externo de comprar leche argentina.
Estaban preparados para esto y asumieron que se podría manejar, encaminándose así a una “primavera de precios” estabilizados dentro de los valores razonables, explica. Y hasta ahora, la rentabilidad positiva había servido para pagar deudas de los meses malos. Por lo que esta nueva estabilidad aportaría a poner en marcha el negocio nuevamente.
“Pero cuando apostábamos a todo eso, y a pensar a futuro, llegaron las PASO con un resultado sorprendente, una diferencia muy grande y una reacción así de los mercados, y ahora se cayó toda esa expectativa”, explica Villulla.