En las últimas semanas fueron varias las noticias que vincularon a la industria automotriz en nuestro país con el Gobierno Nacional. Hace algunos días atrás hubo un reclamo por faltantes de piezas para fabricar vehículos. Horas después el Presidente, Alberto Fernández, aseguró que no faltarían dólares para importar autopartes. Ahora, la situación pareciera que cambió y el Banco Central le pidió plata prestada a las terminales para garantizar esas importaciones que necesitan autopartistas y fábricas.
Según contó Horacio Alonso del diario MDZ, el Banco Central quiere que las empresas le financien u$s150 millones para evitar que se frene la producción de 0km. El problema radica en que los autopartistas no tienen garantizadas las divisas para aumentar la producción, como se espera este año, y para abastecer a las terminales de autos. Estos proveedores requieren la importación de materias primas y piezas para luego fabricar distintos componentes que venden a los fabricantes de vehículos.
Es por eso que, la semana pasada, el Gobierno nacional le pidió a las automotrices que sean ellas las que financien los dólares que se requiere para esa producción incremental. La idea es que las divisas que las terminales necesitan, para importar sus autopartes y vehículos terminados, se desvíen para los autopartistas y que las fábricas posterguen los pagos al exterior a sus proveedores.
Estas empresas proveedoras importan anualmente unos u$s600 millones. Un 25% de incremento equivale a esos u$s150 millones. Como el Banco Central no tiene las reservas suficientes para atender esa demanda, quiere que las terminales se hagan cargo de ese monto postergando sus pagos al exterior.
La discusión está centrada en cuánto sería el tiempo que deberían financiar al Estado por ese monto. Todavía no está definido porque tiene que surgir de un cálculo complejo. Eso dependerá de a cuánto equivalen esos u$s150 millones en importación de 0km.
“Si las fábricas importan, por ejemplo, u$s300 millones por mes, para cubrir ese faltante de u$s150 millones, se necesitaría que las empresas no demanden dólares para pagos al exterior de 15 días de importación de vehículos. Si importan por un monto menor, serán más días, hasta cubrir lo que se necesita”, explicaron desde una automotriz.
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Lo que quiere el Gobierno es que esa demanda de dólares de las terminales se “patee” por 180 días, lo que implica que las empresas se tengan que hacer cargo de cómo financiarlo. De esta manera, el Banco Central logra seis meses de margen para liberar los dólares.
El problema es que no es fácil el cálculo ya que se tiene que hacer empresa por empresa y no todas están dispuestas a blanquear, ante sus competidoras, el monto de sus importaciones porque forma parte de su estrategia de negocios. Eso lo tiene que definir el Banco Central con cada una y no todas están con la misma predisposición de hacerlo.
Desde otra empresa pusieron como condición que estén garantizadas la aprobación de los permisos mensuales de importación, conocidos como SIMIs, que se requiere para ingresar vehículos. Esta exigencia es porque hay muchas demoras para obtenerlos y eso provoca que el mercado que el desabastecimiento del mercado se agrave.
Se espera que se llegue a un acuerdo en los próximos días ya que, de lo contario, se pararía la producción. Muchos autopartistas, que tienen menos respaldo económico que las fábricas multinacionales, están trabajando con el un stock limitado de piezas.
Fue por esta situación que la asociación que las agrupa (AFAC), en conjunto con los fabricantes de ADEFA y el gremio del SMATA enviaron una carta al Gobierno nacional alertando la gravedad de la situación.