Una transición muy pronta y pocas veces vista de La Niña al El Niño parece que finalmente ocurrirá en estos meses. La fase neutral duraría mucho menos de lo habitual, y a solo dos meses de haberse decretado la finalización de la fase fría del fenómeno ENOS (El Niño Oscilación del Sur, o ENSO en inglés), las recientes actualizaciones de pronóstico elevan a muy alta la probabilidad de que la fase cálida se desarrolle durante el trimestre en curso.
Este jueves 11 fue dado a conocer la última actualización del pronóstico emitido en conjunto por el Centro de Predicción del Clima (CPC) de la NOAA y el International Research Institute for Climate and Society (IRI) de la Universidad de Columbia.
Muchas de las señales que dan la pauta del desarrollo de un fenómeno Niño se han fortalecido durante el mes de abril. Además, para esta época del año, empieza a quedar atrás la barrera de la predictibilidad del fenómeno, un periodo bien conocido caracterizado por la baja confiabilidad en la predicción de los modelos numéricos. Ambos cuestiones, han dado la confianza necesaria a los pronosticadores para elevar la probabilidad de un inminente desarrollo de El Niño, el cual parece iniciará muchos meses antes respecto a lo que se preveía hace no mucho tiempo atrás.
Una vez iniciado el fenómeno El Niño, el mismo persistiría al menos hasta el final del periodo pronosticado, es decir, el próximo verano para el hemisferio sur, con probabilidades actuales por encima del 90%.
¿Qué intensidad podría tener el próximo fenómeno de El Niño?
No solamente viene aumentando la probabilidad de desarrollo de un evento El Niño, sino también la chance de que esta fase cálida tenga una intensidad significativa.
El universo de posibilidades es que pueda desarrollarse un Niño débil, moderado o fuerte, con anomalías de temperatura de superficie de mar en la región denominada Niño 3.4 por encima de 0,5 °C, 1,0 °C o 1,5 °C, respectivamente.
En líneas generales, se apuesta por un comienzo de Niño débil para la transición otoño a invierno en el hemisferio sur, alcanzando un intensidad moderada para la transición primavera a verano con un 80 % de probabilidades, aproximadamente.
El escenario de un evento fuerte no puede ser descartado, y las probabilidades en ese caso también aumentan conforme avance el año.
Impactos en Argentina con la llegada del fenómeno El Niño
Como bien sabemos, el fenómeno ENSO, en cualquier de sus dos fases en desarrollo, produce impactos alrededor de la Tierra, cambiando patrones de temperatura y precipitación a través de cambios en la circulación atmosférica. Estos pueden ser más o menos significativos, dependiendo del lugar del planeta y la época del año en cuestión.
En Argentina, la señal de un evento Niño tiene ciertos rasgos característicos conocidos, que producen cambios en los patrones normales para la temperatura y la precipitación, definidos por la climatología.
De acuerdo a la imagen superior del Servicio Meteorológico Nacional, la ocurrencia de un evento Niño durante el trimestre actual suele estar asociado a temperaturas y lluvias normales o por encima de lo normal en gran parte de la Argentina. Respecto a la precipitación, la señal es mucho más clara sobre el noreste del país.
Curiosamente, o no, este es el comportamiento que viene registrándose en las últimas semanas, con ausencia de frío y lluvias frecuentes y abundantes sobre Misiones y Corrientes.
El análisis climatológico conforme avanza el año (mapas no mostrados pero que pueden consultarse aquí), muestra una señal más evidente de temperaturas más altas que lo normal para la temporada fría en buena parte del centro y norte del país, y lluvias más abundantes que lo normal hacia la primavera y verano sobre el este y fundamentalmente noreste de Argentina.
¿Y qué pasará con las temperaturas y las lluvias en este otoño/invierno?
A la hora de poder anticipar qué pasará en los próximos meses, recurrimos a nuestro modelo de confianza ECMWF que muestra escenarios concordantes con lo que marca la climatología conocida.
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Las proyecciones para los próximos meses (en el tweet inferior se muestran mapas de mayo y junio) indican temperaturas en general normales o por encima de lo normal en gran parte del país, un escenario que es actualmente una realidad y que se mantendría a lo largo del próximo invierno.
Respecto a las precipitaciones, la señal, en consonancia con lo que viene sucediendo, parece ser más clara respecto a un superávit de lluvias en el noreste argentino pero todavía un déficit marcado en el centro del país.
Con el correr del año, la proyección indica la persistencia de una señal clara en más lluvias que lo normal en las provincias del Litoral, y un escenario más cambiante mes a mes en el resto del país pero que comienza a alejarse del predominante panorama de déficit de los últimos tiempos.
Fuente: Meteored, por Christian Garavaglia