El plan es parte de un acuerdo de paz formalmente ratificado por el gobierno a fines del año pasado, poniendo fin a un conflicto de medio siglo.
El programa contará con la participación del grupo guerrillero de las FARC, que durante décadas dependió de la producción de hoja de coca, el ingrediente bruto de la cocaína, para financiar su insurgencia.
Según las Naciones Unidas, Colombia tiene actualmente más de 96.000 hectáreas dedicadas a la producción de hoja de coca.
La siembra de coca creció 39% en 2015 después de que el gobierno detuviera la fumigación aérea con el glifosato químico, que era una parte clave de su estrategia antinarcóticos respaldada por Estados Unidos. Colombia y el vecino Perú son los principales productores mundiales de cocaína.
El funcionario colombiano responsable del programa, Rafael Pardo, dijo que el gobierno invertirá US$ 340 millones, lo que beneficiaría a 50.000 familias.
“Esto es mucho más rentable y además asegura que los territorios se transformen y las vidas de las personas sean cambiadas”, dijo Pardo.
El objetivo es el sustituto de aproximadamente 50.000 hectáreas de producción en 40 municipios en el primer año, trabajando con los agricultores que plantaron antes de julio de 2016.
El programa viene como parte del Acuerdo Final, que permitirá a las comunidades participar activamente en la construcción y desarrollo de los proyectos productivos para la sustitución. Las FARC participarán acompañando a los agricultores y promoviendo directamente la llegada del programa a las zonas afectadas.
Cada familia recibiría un estipendio mensual de alrededor de $350, así como préstamos, subsidios y asistencia técnica.
El cacao y los árboles frutales se encuentran entre los cultivos que se plantarán en lugar de la coca, dependiendo de las características del suelo.
El conflicto de Colombia, enfrentando a los rebeldes izquierdistas contra los paramilitares de derecha y los militares, ha durado casi 53 años y ha se llevado a más de 220.000 vidas.
