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Aprender a conservar es agregarle valor a los alimentos

Técnicas del INTA Avellaneda coordinan un curso sobre “Inocuidad alimentaria aplicada a la elaboración de conservas” en Esteban Echeverría. Desarrollan estas acciones junto a la organización del Servicio de Cultura Popular (SerCuPo).

“Sentémonos pronto a comer / con todos los que no han comido, / pongamos los largos manteles (…)”, escribió Pablo Neruda en el poema El gran mantel. Esa invitación a descubrir sabrosos alimentos es la misma que hacen técnicas del INTA Avellaneda quienes en Esteban Echeverría dictan un curso de inocuidad alimentaria aplicada a la elaboración de conservas de frutas y verduras en pequeña escala.

María Marta Sánchez del INTA Avellaneda, quien brinda esta capacitación junto a Camila Mantiñán, explica que este curso “lo venimos trabajando con la Organización Sercupo (Servicio de Cultura Popular) en el partido de Esteban Echeverría acompañando al comedor Remolines del Barrio San Ignacio, Monte Grande”.

Sercupo es una organización con sede en Esteban Echeverría que articula trabajos con organizaciones campesinas. En este marco realizan todos los martes jornadas destinadas a chicas y chicos de Haciendo Futuro, estas capacitaciones comprenden 68 horas reloj.

Mariana Moricz, a cargo del INTA Avellaneda, afirmó que estas tareas permiten “crecer con propuestas el trabajo conjunto del territorio urbano sumando con nuestros técnicos distintos procesos de seguridad, soberanía alimentaria locales, agregando de valor y buenas prácticas”.

Por su parte Mantiñán recuerda que la propuesta, que dio inicio en el mes de agosto y concluye a fines de noviembre, hace foco en: Enfermedades trasmitidas por los alimentos ETAs, contaminación de los alimentos, buenas práctica de manufactura, proceso de elaboración, confitura, pickles y salsas.

Máximo potencial

Este tipo de capacitaciones, coinciden las técnicas, suman para optimizar la comercialización de producción en el marco de las economías regionales ya que se hace hincapié en la importancia del agregado de valor desde la elaboración, por ejemplo, de conservas.

“En los talleres explicamos cómo aprovecharen todo su potencial los frutos de la huerta, hacerlos durables y darles un valor agregado”, explicó Mantiñán.

Entre otros puntos, las capacitaciones también brindan recomendaciones tanto para medir acidez de las conservas que llevan vinagre hasta la evaluación de los grados brik (nivel de azúcar) para conservas en almíbar o mermeladas.

De esta manera las capacitadoras del INTA Avellaneda advierten que el comienzo de la alteración de un producto depende principalmente de la cantidad de microorganismos presentes y que es necesario desde el comienzo de su elaboración tener principal cuidado en la limpieza personal, de equipamiento, utensilios y en todas las etapas; y siempre se debe concluir con la esterilización del producto a envasar.

Sánchez detalló que este tipo de iniciativas son muy importantes para “aprovechar el intercambio de muy buenas experiencias “.