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En el ciclo agrícola 2016/17 la oferta total de granos llegaría a los 114 millones de toneladas

En la línea de largada para la nueva campaña gruesa estadounidense, es interesante hacer algunas indagaciones respecto a lo que se puede esperar para nuestro nuevo ciclo comercial. Con un escenario muy distinto al que teníamos un año atrás, comienzan a delinearse algunas interesantes perspectivas, sobre las que...

En la línea de largada para la nueva campaña gruesa estadounidense, es interesante hacer algunas indagaciones respecto a lo que se puede esperar para nuestro nuevo ciclo comercial. Con un escenario muy distinto al que teníamos un año atrás, comienzan a delinearse algunas interesantes perspectivas, sobre las que vale la pena abrir el debate para intercambiar opiniones.
Con tal espíritu, ponemos a disposición algunos lineamientos de las expectativas que en materia de producción y precios nos formulamos para la campaña argentina 2016/17, partiendo de intenciones de siembra que se van develando y descansando fundamentalmente en herramientas estadísticas de proyección.
Como primera instancia, vale remarcar que el escenario del mercado de granos ha cambiado radicalmente en el último año. Recambio presidencial mediante, la eliminación de los ROE como mecanismo de cuotificación de nuestras exportaciones, la supresión de los impuestos a las exportaciones para todos los productos excepto los del complejo sojero, para los cuales su alícuota fue rebajada en 5 puntos porcentuales, y la devaluación de nuestro signo monetario se combinaron para potenciar la rentabilidad de la cadena en Argentina (resta ver si este salto competitivo será sostenible en el tiempo).
En este contexto, estimamos a la fecha un incremento de la superficie agrícola argentina del 4,6% respecto al ciclo anterior, hasta los 36 millones de hectáreas (sumando la cobertura de los distintos ciclos de cultivos, no en un mismo momento del tiempo). Sobresale, además, que por primera vez en muchos años un mayor porcentaje de los productores ha inclinado su balanza en favor de cultivos alternativos a la soja, no sólo porque dejaron de arrojar márgenes brutos negativos sino también por la necesidad de rotación de cultivos para incorporar nutrientes a los suelos.
De este modo, los cultivos que más superficie ganarían serían girasol, con un 25%, y el maíz, con un avance del 22%. El trigo, por su parte, sumaría un 18% adicional a las siembras del año anterior. Del lado opuesto, las hectáreas a sembrar con soja caerían un 2,5% mientras que sorgo y cebada perderían un 9% y 15%, respectivamente. Finalmente, la cobertura del resto de los cultivos  podría caer, según estas estimaciones, alrededor de un 2%.
Para estimar qué porción de la misma sería efectivamente cosechada, nos basamos en un promedio simple de las pérdidas de hectárea para cada cultivo durante los últimos cinco años, y aplicamos el mismo cociente a la nueva campaña.
En cuanto a los rindes, tenemos en lo inmediato una campaña que parte de niveles de humedad en los suelos promedio, al tiempo que se generaliza cada vez más la opinión que el fenómeno ENSO global tendería a un escenario neutral durante nuestra primavera/verano. Sumado a ello, todo indica que en este nuevo ciclo comercial la incorporación de tecnología a los planteos agrícolas volvería a acercarse a sus niveles óptimos, lo que nos permite trabajar para todos los cultivos con un supuesto de rinde tendencial, por encima en lo general de lo que arrojaría el rendimiento promedio simple.
Las principales diferencias, basadas en la observación de productividad de los últimos ciclos comerciales y en algunos cambios estructurales que experimentaron los mercados en los últimos años (mayor participación del maíz de segunda en los planteos, uso de semillas con nuevos eventos tecnológicos incorporados, etc.), radican en que para girasol, trigo y cebada se ha utilizado el rinde tendencial de los últimos 15 años, mientras que en el caso de soja, maíz y sorgo se ha acotado a sólo una década.
El cuadro a continuación resume las proyecciones de superficie sembrada, cosechada y rindes y, en base a lo anterior, la producción prevista para cada cultivo. Resaltamos nuevamente que es éste un dato preliminar y basado en lo que estadísticamente puede esbozarse bajo condiciones “normales”. Como se sabe, cada año comercial en particular dista de ser “normal”.
Puede observarse en base a todos los supuestos planteados que, bajo un escenario conservador como el que hemos planteado, la producción argentina de granos 2016/17 estaría en condiciones de alcanzar los 113,9 millones de toneladas, alrededor de un 5% por encima del producto del ciclo anterior.