Las últimas proyecciones señalan que el tipo de cambio oficial podría cerrar 2025 en torno a los ARS $1.400 por dólar. Según el relevamiento del mercado, el dólar mayorista estimado para diciembre se ubicaría alrededor de los $1.422.
Las tasas de interés ofrecidas por los bancos para plazos fijos en pesos muestran valores que alcanzan entre 37 % y 50 % anual nominal (TNA) dependiendo de la entidad y condiciones.
Por ejemplo, en las últimas semanas se registraban bancos con tasas de 47 % o incluso superiores para depósitos convencionales.
Esta combinación, dólar relativamente estable y tasas elevadas en pesos, plantea un contexto donde el ahorro en moneda local puede rendir, aunque el riesgo real frente a la inflación sigue presente.
Dólar a fin de año
Los valores estimados alrededor de $1.400 para diciembre, algunas consultoras advierten que podría elevarse hasta los $1.700 si se ajustan los escenarios de riesgo político-económico.
Esto refleja que existe margen para una depreciación mayor si se deterioran las condiciones macro o se retrasa la acumulación de reservas. En cuanto a tasas, se espera que puedan sostenerse con rendimientos nominales altos, aunque el margen real (descontada la inflación) podría ajustarse a medida que el fenómeno inflacionario ceda.
En materia de inflación, la expectativa es que el ritmo se desacelere, lo cual influirá en la efectividad de las tasas en pesos y en la depreciación del dólar.
Si la inflación efectivamente baja, las tasas actuales podrán resultar más atractivas en términos reales, pero el ahorro en pesos seguirá ligado a la confianza en que el gobierno mantenga la estabilidad cambiaria.
Para el ahorrista, la clave estará en decidir si priorizar cobertura cambiaria (dólar) o rendimiento en moneda local (plazo fijo) considerando el riesgo-beneficio de cada alternativa.
El cierre de 2025 ofrece un escenario relativamente “tranquilo” en lo cambiario con proyecciones de dólar en torno a ARS $1.400, pero con espacio para revisiones al alza. Las tasas en pesos permanecen elevadas, lo que invita al ahorro en moneda local, aunque sin perder de vista la inflación y la posible devaluación que aún podría materializarse.
