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Cortaron ocho silobolsas en dos semanas en Buenos Aires y el Gobierno lleva la Gendarmería al campo

Así lo aseguraba en diálogo con Radio Campo el tesorero de CARBAP, Horacio Salaverri, que participó del encuentro que reunió a productores y dirigentes bonaerenses con funcionarios provinciales y el ministro de Agricultura de la Nación para buscar solución a esta problemática.

En dos semanas, la provincia de Buenos Aires registró ocho cortes de silobolsas en campos de ese territorio. Así lo confirmó Horacio Salaverri, ex presidente y tesorero de CARBAP, en diálogo con Radio Campo -por Radio Colonia.

El miembro de la entidad que nuclea a los productores de Buenos Aires y La Pampa fue parte del encuentro entre dirigentes y funcionarios provinciales y nacionales para buscar solución a esta problemática que ha sido vinculada a la política por algún sector de la dirigencia.

Allí estuvo Luis Miguel Etchevehere, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, que pudo escuchar el testimonio y las preocupaciones de la gran cantidad de productores que se acercaron al encuentro, reveló Salaverri.

Uno de los casos extraños y preocupantes que se le plantearon fue el de Chivilcoy, localidad en la que se registraron al menos tres delitos iguales en una misma tarde, explicó el dirigente.

“Es una situación complicada por lo difícil que es investigar estos hechos y también prevenirlos, teniendo en cuenta que se trata de campos, caminos de tierra, donde lo único que hace falta es un alambre y la intención de cortar el silobolsa”, dijo.

¿Tiene entonces el Gobierno un margen de acción para dar alguna respuesta? En principio, no, explica Salaverri, que destaca que en el campo no hay cámaras y generalmente los silobolsa están lejos de las zonas habitadas, por lo que hay que esperar a haber tenido suerte de que alguien haya visto algo.

Ahora, el comando de patrullas rurales sigue con las investigaciones y el Ministerio de Seguridad de la Nación puso a disposición a la Gendarmería. En los últimos días, advierte, no se volvieron a ver casos similares.

Para él, hay dos cuestiones preocupantes: en primer lugar, que se relativiza lo que ocurre sin pensar en el daño económico que genera este delito al productor, y luego, que se trata además de una invasión a la propiedad privada que atenta contra la seguridad de los productores y de los trabajadores rurales que viven en los campos.