Analizar el suelo “es la base de una agricultura exitosa”, destaca el agrónomo Pablo José Méndez, quien también es coordinador regional de CASAFE en las provincias de Bs As y La Pampa.

Éste, según el integrante del organismo que sugiere buenas prácticas agrícolas, “proporciona información sobre la salud y composición del suelo, lo que ayuda a los agricultores a la selección de cultivos, la fertilización y prácticas de manejo del suelo”.

En tanto, enumera los puntos centrales:

“El análisis de nutrientes sirve para ver niveles de nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes presentes”, dice. Dicho estudio nos lleva a la aplicación del tipo y cantidad de fertilizantes y, de esta manera podemos evitar “el uso excesivo o deficiencias que pueden afectar el rendimiento y la calidad de los cultivos”.

Por otra parte, el agrónomo destaca que los niveles de PH “influyen en la disponibilidad de nutrientes para las plantas”.

“Los análisis ayudan a determinar si el suelo es ácido, neutro o alcalino, lo que permite ajustar el pH a través de enmiendas como la cal, para crear condiciones óptimas de crecimiento para los cultivos”, añade Méndez.

Asimismo, destaca que es importante “analizar las propiedades físicas del suelo: -textura, contenido de  materia órgánica y la estructura vital “para decisiones de manejo”.

Es que, diferentes tipos de suelos conllevan a diversas capacidades de retener de H2O y drenar, lo que lo hace más susceptible a la erosión.

Salud del suelo

El coordinador de CASAFE refiere a la importancia del análisis del suelo, porque “evalúa indicadores de la salud: actividad microbiana, contenido de materia orgánica. Un suelo sano favorece el desarrollo de raíces, el ciclo de nutrientes, resiliencia de los cultivos a plagas y condiciones ambientales adversas”.

Respecto a lo ambiental, Méndez considera que con el “análisis de suelo los agricultores pueden optimizar el uso de nutrientes, minimizando el riesgo de escorrentía de estos y contaminación de las aguas subterráneas. Lo que contribuye a conservar el medioambiente y la productividad de la tierra a largo plazo”.

Rentabilidad

También, según Méndez, es importante, porque “ayuda a evitar gastos innecesarios en insumos como fertilizantes y enmiendas, basándose en los niveles reales de nutrientes del suelo. Permite prácticas de  agricultura de precisión, optimizando el uso de recursos y maximizando los rendimientos económicos”, añade.

Otro punto clave en el que enfatiza el coordinador de CASAFE, es el “monitoreo del rendimiento de los cultivos, porque los análisis del suelo proporcionan una línea de base para monitorear los cambios en la fertilidad del mismo”.

El ingeniero agrónomo no lo dice solamente por el trabajo que ocupa. Luce muy convencido y cree en ese mensaje. “El agro puede hacer bien las cosas utilizando las BPA. Nosotros las definimos como el uso del conocimiento disponible donde la tecnología disponible nos permite hacer las cosas mucho mejor hoy de lo que las hacíamos 20 o 30 años atrás”, indicó.

Vale destacar que CASAFE apoya la sustentabilidad del negocio de la industria de productos fitosanitarios basada en tres pilares: el ambiente, la tecnología y las relaciones institucionales. A partir de ellos, convencidos de la necesidad de la interacción público-privada para lograr los objetivos, propician el equilibrio entre la productividad, el ambiente y el desarrollo integral de la sociedad, sustentados en la comunicación y el fortalecimiento a nivel nacional de las buenas prácticas agrícolas y de sus programas de Responsabilidad Social y ambiental.

La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) es una asociación empresaria que representa a la Industria de la Ciencia de los Cultivos y a sus empresas socias.

Atiende los requerimientos de la industria, dentro del marco legal nacional e internacional, en temas tales como la promoción de buenas prácticas agrícolas y manejo responsable de los productos fitosanitarios.

¿Qué prácticas cotidianas pueden hacerse bien según Casafe?

“Obviamente el profesional decidirá una aplicación haciendo una receta e indicando qué producto utilizar. El productor contratará luego a un aplicador y ese aplicador se supone que estará capacitado. Hay normativas que exigen que tenga un carnet, por ende es necesario capacitarse y hacer el curso. Y tras esa capacitación, el aplicador sabrá cómo manipular los productos y sabrá también que esos productos tienen un determinado peligro intrínseco dentro del bidón. Y si el profesional le indicó poner X producto, el aplicador no podrá modificarlo”, finaliza Pablo “pituco” Méndez.