Una mousse de durazno es la receta que necesitás para disfrutar de la sobremesa durante tu reunión familiar o con amigos. Este postre tiene su origen en la cocina francesa y el término "mousse" en francés significa espuma, haciendo referencia a la textura ligera y esponjosa de este postre. Además, la mousse de durazno es versátil y se puede adaptar a diferentes recetas y presentaciones. Puede servirse como postre en sí mismo, como relleno de tartas o tortas, o incluso como topping para otras preparaciones dulces.
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La magia de la mousse de durazno
Este platillo dulce es uno de los más populares en el mundo. La mousse de durazno, que significa espuma en francés, es sumamente liviana y, según la cantidad de ingredientes que agregues, podrás lograr un postre más espumoso o uno más firme según el objetivo que tengas para presentarlo. Seguí paso a paso esta receta para sorprender a tus invitados con un postre riquísimo y refrescante.
Ingredientes necesarios para hacer mousse de durazno
4 duraznos.
300 gramos de crema de leche.
1 sobre de gelatina sabor durazno.
100 ml de agua caliente.
Paso a paso para preparar la mousse de durazno
Preparación de los duraznos: comenzá lavando los duraznos, pelalos con un pelapapas y cortalos por la mitad para quitarles el carozo. Luego, cortalos en pequeños cubos y colocalos en el vaso de la minipimer para triturarlos hasta obtener un puré fino y sin grumos.
Batido de la crema de leche: en otro recipiente, batí la crema de leche hasta llegar a un punto medio, donde no esté líquida pero tampoco demasiado espesa. No es necesario agregar azúcar, ya que la gelatina proporcionará el dulzor necesario.
Mezcla de puré de durazno y crema batida: uní el puré de durazno con una parte de la crema batida, reservando el resto para la decoración final. Asegurate de integrar bien ambos ingredientes para obtener una mezcla homogénea.
Hidratación de la gelatina: en un bowl pequeño, hidratá el sobre de gelatina con el agua caliente. Podés optar por gelatina sabor durazno o sin sabor, según tu preferencia.
Incorporación de la gelatina: una vez que la gelatina esté lista, agregala a la mezcla de crema y durazno, revolviendo cuidadosamente para asegurar una distribución uniforme de todos los ingredientes.
Enfriado y decoración: vertí la mezcla en copas o vasos individuales, o en una fuente grande si lo preferís. Llevá la mousse de durazno a la heladera y dejala enfriar durante al menos cuatro horas. Antes de servir, decorá con crema batida, gajos de durazno o hojas de menta, según tu gusto personal.