La Fundación Mediterránea realizó un análisis sobre la disparidad de los precios que afectó al sector agropecuario en los insumos claves, principalmente fertilizantes y maquinaria agrícola, los cuales aumentaron hasta un 234% y 163% en el último año.
Esta disparidad en el incremento de precios complica la ecuación económica de los productores, quienes enfrentan la difícil tarea de mantener la rentabilidad en un contexto inflacionario desafiante.
El informe, elaborado por los economistas Juan Manuel Garzón y Franco Artusso del Instituto de Estudios (IERAL) de la Fundación Mediterránea, pone de relieve la situación crítica de los cereales, con el trigo y el maíz, que perdieron significativamente poder de compra. Estos granos clave experimentaron aumentos del 98% y 104%, respectivamente, en el último año. Aunque la soja presenta un escenario ligeramente más favorable con un aumento del 136%, no escapa a la tendencia general de encarecimiento.
En este panorama, los productores agropecuarios se ven enfrentados a la difícil tarea de equilibrar sus costos de producción con los precios fluctuantes de los granos.
La inflación golpea con particular dureza al sector agropecuario
La llamada “inflación campo” impacta de manera significativa en la ecuación productiva, siendo los fertilizantes los principales responsables de esta aceleración de precios, con un aumento del 234% en los últimos 12 meses, más del doble que el incremento de los granos y otros insumos agropecuarios, destacó el informe de la Fundación Mediterránea.
Los investigadores señalaron que esta marcada subida no parece tener justificación en factores externos, ya que los precios internacionales están por debajo del año pasado. Atribuyeron este fenómeno a restricciones internas, la falta de disponibilidad de dólares oficiales y la necesidad de las empresas de recurrir a mercados libres para obtener divisas.
Este contexto de encarecimiento de los fertilizantes planteó desafíos importantes, especialmente para algunos cultivos y zonas de producción más dependientes de la aplicación de nutrientes. Los costos de producción se ven afectados, lo que podría traducirse en una disminución en la aplicación de estos insumos, comprometiendo la sostenibilidad ambiental y limitando las apuestas productivas más ambiciosas, advirtieron los expertos.