En el último año el precio de los lácteos creció siete puntos por encima del promedio general de los alimentos básicos debido a la restricción de oferta de leche generada por desastres climáticos y la ausencia de incentivos económicos para invertir o directamente permanecer en la actividad.
En septiembre de 2017, según los últimos datos publicados por el Indec, la canasta de productos lácteos básicos en la ciudad de Buenos Aires registró un aumento promedio de precios de 28,2% respecto del mismo mes del año pasado versus 21,0% el promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas.
El ranking de subas de precios lácteos en el último año es encabezado por el yogur firme (+71%), la manteca (+38%) y el dulce de leche (+30%), mientras que en los siguientes puestos se ubican la leche fresca en sachet y el queso pate-grass (28%), queso cremoso (+27), sardo (+26%) y la leche en polvo entera (+23%).
En la Argentina existen actualmente dos clases de empresas lecheras: las inundadas y las que están libre de las dificultades provocadas por los excesos hídricos. “Las condiciones de producción son buenas en las áreas de la cuenca oeste no afectadas por las aguas, y muy complicadas en las que sí lo están”, indica el último informe mensual publicado por la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste (Caprolecoba).
“Las aguas que aún escurren en la región (del oeste bonaerense) y la recurrencia de lluvias moderadas pero frecuentes, están, a su manera, provocando dificultades importantes y atrasos en las siembras de los cultivos de verano, cosa que puede afectar la disponibilidad de reservas para la campaña 2018”, añade el informe.
Los últimos datos oficiales recopilados por la Subsecretaría de Lechería de la Nación mostraban que en mayo pasado las 18 principales industrias lácteas argentinas recibieron leche de un total de 5365 tamberos versus 5708 tamos en el mismo mes de 2016. Es decir: en apenas un año más de 340 tambos fueron liquidados o pasaron al circuito informal. Desde entonces la publicación de esos datos fue suspendida por supuestos “problemas metodológicos”.
De todas maneras, la enorme brecha de márgenes estimados existente entre tambos grandes versus medianos y pequeños permite inferior que el proceso de concentración, lejos de detenerse, sigue acelerándose.