Para empezar a contar esta historia hay que viajar en el tiempo hasta febrero del 2017, cuando se reunieron el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y su par de Santa Fe, Miguel Lifschitz. Hace casi un año, firmaron con el ministro del Interior y Obra Pública de la Nación, Rogelio Frigerio un convenio que contemplaba el compromiso del Gobierno nacional para ejecutar el saneamiento del Canal San Antonio. Esas obras buscarían solucionar el problema de inundaciones que afecta al este de Córdoba y oeste de Santa Fe, hacia la cuenca del río Carcaraña. La licitación para la obra de reacondicionamiento y mejora del canal, que aliviaría la situación de 600 mil hectáreas productivas y de alrededor de 200 mil personas, se iba a realizar en marzo y entre mayo y julio, el inicio de las obras.
El canal San Antonio no se draga desde la década de 1960 y fue construido a principios del siglo XX. Se lo dejó abandonado y no por eso dejó de ser la principal vía de desagüe del centro y este de la provincia de Córdoba. Con las inundaciones sufridas en la zona en los últimos años, las autoridades de las provincias de Santa Fe y Córdoba comenzaron a discutir políticas hídricas en las cuencas que comparten.
Parecía que todo marcharía sobre rieles. Sin embargo, en la práctica todo era lento y tedioso. Fue muy complejo lograr que se realizara la licitación pero la proximidad de las elecciones de medio término generaron que aparecieran las máquinas en la zona y la política sacó pecho.
El inicio de obra finalmente se pactó para el 23 de septiembre pero parece que las máquinas tenían poco combustible. Al respecto, el presidente del Consorcio San Miguel, Lucas Marenchino, aseguró que "las maquinas no arrancan". Y las excusas están a la orden del día: desde el ámbito nacional aseguran que es un problema de la empresa responsable de la obra. Y desde la empresa explican que hace falta un estudio de la Universidad del Litoral. Nadie sabe bien por qué, pero faltan respuestas y los hombres y mujeres de campo ya no quieren masticar bronca y esperan que de una vez por todas, entender una vez más que los tiempos de la producción no son los tiempos de la política.
Marenchino agregó que "la obra la debía haber encarado Córdoba, porque ni Nación ni la provincia de Santa Fe saben cómo tienen que llevar adelante los trabajos a nivel hídrico".
La obra del Canal San Antonio es clave para la provincia de Córdoba y se sabe desde hace tiempo que varios funcionarios y legisladores de la provincia de Santa Fe no quieren que la obra avance, porque argumentan que no será beneficiosa para sus zonas productivas.
Sin embargo, nadie entiende por qué esto no arranca. Por este motivo, en las próximas horas le van a enviar una nota al Ministro del Interior y Obra Pública, Rogelio Frigerio pidiendo respuestas, porque la licitación se realizó, el dinero también está, las maquinas llegaron y aunque se percibe buena fe desde el Gobierno Nacional, nadie pone primera.
Pero hay una situación que mantiene muy preocupados a los productores de la zona. Desde que pasó la inundación se realizaron varias obras de evacuación de agua en Córdoba que requieren que el canal San Antonio tenga la obra realizada. Es decir que cuando un productor debería estar pensando en cómo realizar su trabajo en el campo, muchos miran al cielo y esperan que no llueva y otros recorren despachos para apurar la obra, porque sino, el problema será bastante más grave.