Ricardo Buryaile vuelve al Congreso. Particularmente vuelve a la Cámara de Diputados, donde se desempeñó como legislador en dos períodos, hasta asumir el 10 de diciembre de 2015, y por poco menos de dos años como ministro de Agroindustria del Gobierno de Macri.
En las últimas elecciones se transformó en diputado electo nuevamente por la provincia de Formosa, y dialogó con Radio Campo -por Radio Colonia- sobre los temas que tiene pendientes el sector en el Congreso. Si bien son varios, remarca que la Ley de Semillas, la de Seguro Agrícola, los fideicomisos agropecuarios y los impuestos, son los principales. Si bien sabe que no será posible resolverlo en el Congreso, remarca que el problema más urgente del agro argentino es la falta de financiamiento.
Pero además se refirió al nuevo Gobierno electo y lo que pasará con la relación kirchnerismo-campo a partir del 10 de diciembre, cuando Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner asuman como Presidente y vicepresidenta de la Nación.
Consultado acerca del “pacto social” que busca incluir al campo, Buryaile remarca que cada vez que se menciona al agro en un proyecto del estilo es haciendo una referencia a si el productor acepta o no más impuestos. “Y el campo tiene un rol bastante más trascendente que ese”, dice.
En esa línea, remarca que “si lo limitamos a ser el generador de recursos fiscales y a pensar en las retenciones como el 8% de la recaudación, va a ser muy difícil que el campo pueda llegar a un consenso, aunque eso no quiere decir que se vaya a negar”.
Sin embargo, plantea que existe la posibilidad de tomarlo como el sector dinamizador de las economías y el desarrollo local que es. “Si se toma en cuenta que, por ejemplo, el 32% de la mano de obra argentina está vinculada al sector, los productores y empresarios van a tener mucho más para decir y aportar al proyecto”, advierte.
Aunque, finalmente, Ricardo Buryaile admite que, si se remite a lo que ha pasado con la historia política del kirchnerismo, podría adelantar que el nuevo Gobierno tomará también al campo como mero generador de recursos fiscales, aunque aclara que no lo desea para los próximos cuatro años.