La ciencia al lado de la agroindustria. Esto es así porque desde el CONICET y el INTA trabajan en recubrimientos de semillas para favorecer la productividad de los cultivos.
En este sentido, desde el CONICET, informaron que “un equipo de científicas argentinas encabezado Mariana Melchiorre, investigadora del CONICET, el INTA, y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), trabaja en el desarrollo de recubrimientos para semillas y granos, formulados con componentes orgánicos naturales, biodegradables y de bajo costo, que permitan vehiculizar diferentes insumos agronómicos (tanto químicos como biológicos), con el objetivo de incrementar la productividad de los cultivos de forma sustentable. Se trata de matrices poliméricas, constituidas con almidón y otros compuestos de grado alimenticio, de origen nacional y alta disponibilidad”.
Melchiorre, quien tiene su lugar de trabajo en la Unidad de Estudios Agropecuarios (UDEA, CONICET-INTA), en Córdoba, dijo: “Los productos que conforman esta plataforma de biopolímeros para usos agroindustriales sustentables son aptos tanto para su uso en agricultura convencional y con alta demanda de insumos, como en producciones agroecológicas”.
Además, destacan que “en este marco, a través del INTA y la UNC, el equipo ya otorgó una licencia de know how a la empresa Ceres Demeter, una PyME de la ciudad de Rio Cuarto (Córdoba), para la producción y comercialización de un recubrimiento biopolimérico exclusivo para semillas de maní, que permite vehiculizar bacterias fijadoras de nitrógeno, minimizando la necesidad de fertilizantes químicos. Esta transferencia implica que la empresa riocuartense formula el biopolímero y lo comercializa a empresas maniseras para que estas lo apliquen sobre semillas usando equipamiento especifico, con el objetivo final de mejorar la productividad del cultivo”.
CONICET sobre semillas preinoculadas
En este sentido informan que “los biopolímeros desarrollados se pueden aplicar como recubrimiento o coating de semillas de cultivos extensivos, como soja, maíz, maní y poroto, o en forma de adhesivo para procedimiento de peletizado o peleteo en semillas de tamaño pequeño (hortícolas, aromáticas, forrajeras). En ambos casos, las matrices poliméricas posibilitan vehiculizar insumos químicos o biológicos y obtener lo que se conoce en el mercado como semillas preinoculadas”.
“En la mezcla es posible incorporar, por ejemplo, bacterias fijadoras de nitrógeno en semillas de leguminosa, que minimizan la necesidad de usar fertilizantes químicos en el momento de la siembra. También, pueden incluirse otro tipo de microorganismos benéficos, como promotores de crecimiento o biocontroladores”, detalla la investigadora, que también es docente de Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales (FCEFyN) de la UNC. A esta casa de estudio también pertenecen las otras dos integrantes del equipo de trabajo, las ingenieras químicas Florencia Grasso y Patricia Montoya.
Por último, Melchiorre expone que, además, “el grupo estudia la estabilidad biológica en el tiempo de los bioinsumos vehiculizados, con el objetivo de que los microorganismos inoculados permanezcan activos y viables sobre las semillas. En algunas de las formulaciones de biopolímeros desarrolladas para semillas de leguminosas, el grupo trabaja también en la evaluación propiedades físicas de las mezclas, como viscosidad y barrera al agua.”