Ganadería

Búfalos: el caso de un productor que hace más de 20 años apuesta a esta especie todo terreno

Diego Reynal es productor del establecimienot San Miguel, ubicado en Mojón de Fierro- Formosa-, y hace más de 20 años se dedica a la reproducción de búfalos y producción de carne. El caso de un productor que invierte en tecnología y busca abrirse pasos en la producción láctea.

Bubalus Bubalis es el nombre científico que se le da al búfalo (conocido también como búfalo de agua). Este animal rústico, ideal para zonas pantanosas y de alta humedad típicas del noreste del país (NEA), logra soportar climas más adversos que el ganado bovino. Su capacidad de desarrollarse en todo tipo de terrenos tiene que ver con su rusticidad y nobleza.

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Se trata de una especie que vive y sobrevive desde los pantanos amazónicos hasta Rusia, desde el NEA de nuestro país hasta Australia, desde las cumbres nevadas de Nepal hasta las elevadas temperaturas de la provincia de Formosa.

En nuestro país y en el mundo, la población de búfalos viene en aumento y esto se explica en parte por su enorme capacidad de adaptabilidad, nos explica Diego Reynal quien trabaja en el establecimiento familiar San Miguel, ubicado en Mojón de Fierro, en la provincia de Formosa, donde su familia cría búfalos desde hace más de veinte años.

Hace 22 años que compramos los primeros búfalos para probar y hoy producimos únicamente búfalos, tanto para el desarrollo de carne y como para la reproducción de animales. Pasamos de la producción bovina a la bubalina por su mayor productividad y capacidad de consumir cualquier variedad de pastos; es un animal más fértil, longevo y resistente”, destaca Reynal sobre estos animales que pueden comer bajo el agua sin problema y que, a medida que uno transita las rutas de Chaco a Formosa, pintan el paisaje norteño entre las palmeras y pantanos.

“La comercialización del búfalo es en su mayoría en el NEA, se vende como vacuno siendo muy baja la venta como búfalo. Su producción para el cuero es todavía chica ya que no hay escala aún para poner una curtiembre dado que su cuero es más grueso y requiere de ciertas modificaciones en los procesos tradicionales”, nos cuenta Diego.

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En condiciones adversas de alimentación, como pastos o forrajes de baja calidad y limitados aportes nutritivos, el búfalo logra igualmente desarrollarse sin suplementación. Es capaz de producir eficientemente en condiciones que ninguna otra especie lo puede hacer, en terrenos marginales, en zonas pantanosas que para el vacuno puede resultar difícil mantenerse.

“El sector está en franco crecimiento, entre un 10 y 15% anual”, comenta Reynal quien sostiene que “… si bien hay en nuestro país hay entre 5 y 10 millones de hectáreas improductivas para la hacienda vacuna, éstas son aptas para cría de búfalos”. 

Los índices de natalidad y mortalidad reflejan la fortaleza de la raza. Los búfalos presentan entre el 82% y el 90% de natalidad cuando el vacuno no llega al 60%. Los índices de mortalidad son bajos cercanos a un 2% y 4% aproximadamente, siendo bastante más resistentes a las enfermedades que el vacuno. 

“Nuestro emprendimiento está creciendo e incorporando tecnología como caravanas electrónicas, bombas solares, alambre eléctrico para el pastoreo rotativo. También estamos creciendo en la producción láctea con nichos de producción premium y orgánicos o naturales”, asegura Reynal.

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Los beneficios de la carne de búfalo

Asimismo, la carne de búfalo gana terreno como alternativa saludable ya que su carne presenta ventajas nutritivas que se imponen, sostenidamente en mercados como Europa y Asia. “La carne de búfalo tiene menos colesterol, alto contenido de proteínas, vitaminas y minerales como el hierro, con un menor porcentaje de grasa y calorías que la carne bovina”, clarifica Diego. Su proporción ideal entre grasas saturadas previene de enfermedades cardiovasculares, entre otros beneficios ligados a la salud. 

Las ventajas de la carne bubalina se ilustran en datos concretos: aporta 30% menos de colesterol, 92% en valores inferiores de grasa y 56% menos de calorías respecto a la carne bovina. Si bien su sabor es muy difícil de distinguir ante el vacuno criollo o mestizo, es su apariencia la que marca la pauta de que estamos ante carne de búfalo: más magra, oscura y con grasa blanca. En la tapa joven del búfalo, la carne suele ser muy jugosa y blanda. 

La carne de búfalo, considerada una opción “light”, empieza a posicionarse como un alimento Premium que habilita una alimentación más nutritiva y, a su vez, competitiva. Reynal destaca a su vez la precocidad de la raza: “..en menos tiempo y con menor costo, el búfalo alcanza una cantidad de carne con un desarrollo muscular que supera notoriamente a los vacunos” (esto se acentúa todavía más en los bufalinos).

Una raza que no sólo que se adapta, resiste y logra desarrollarse a pesar de las adversidades, sino que también es reconocida por su inteligencia y mansedumbre. Un animal amigo del productor que responde y supera muchas veces las expectativas.

Por: Pilar Ruiz Luque