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El relato de una productora hortícola entrerriana en primera persona

Desde los extremos climáticos, la falta de personal, el avance de la urbanización y los precios, hasta la decepción con la política. La mujer que desde adolescente trabaja en el campo, cuenta su experiencia a AgroLink.

Silvia Bersano, conoce bien de cerca las tareas de campo, sobre todo cuando de horticultura se habla. Según relata, si bien es la primera de la familia que está al mando de un emprendimiento de ese tipo desde hace unos 30 años, empezó a trabajar a los 11 y desde los 18 “fui peón rural”, cuenta.

Años después se casó con un productor hortícola y si bien actualmente está divorciada, asegura que seguirá “con este trabajo hasta que el esqueleto no me de más, porque es lo que me gusta y sé hacer”. A tal punto que actualmente es la presidenta de de la Asociación de Productores Hortícolas de Entre Ríos (Apher).

La productora, al igual que otros pares, sostiene que es difícil conseguir gente que quiera trabajar.

Silvia tiene su emprendimiento de 10 hectáreas en las afueras de Paraná, en la zona llamada "cinturón verde", donde se encuentra la producción hortícola más grande de la provincia, que se concentra en El Brete, Acceso Norte y El Paracao. De todas maneras, al recibir a AgroLink, aclaró que antes producía 15 hectáreas pero las redujo por falta de personal para trabajar. “En mi caso arrendo y eso me obliga a trabajar la tierra, sino es toda pérdida”, fundamenta Bersano y sostiene que no consigue empleados porque “prefieren un plan antes que trabajar”. Por ese motivo, actualmente la mayoría de los trabajadores son de la vecina provincia de Santa Fe. “Indudablemente no se ocupa la misma cantidad de personal todo el año pero sabemos que la gente tiene que comer, por eso tratamos de no dejarlos sin trabajo y en estos momentos hay que cuidar quienes uno tiene y ya conoce”, comenta.

En esas 10 hectáreas produce mayoritariamente verduras de hoja, cebollas de verdeo, chauchas, zapallitos y coliflor, los cuales vende en la zona de Paraná, Santa Fe y el interior de Entre Ríos.

Parte del emprendimiento en las afueras de Paraná.

Los obstáculos de la actividad

Según el testimonio de Silvia, la falta de gente para trabajar la tierra es solo uno de los problemas con los que se enfrentan en la actualidad. Otro no menor -y que por estos días es tema de debate de otras producciones- es el avance de la zona urbanizada por sobre el cinturón hortícola; es decir, un lugar que hasta no hace tantos años era prácticamente pleno campo, hoy está siendo acorralado por viviendas de la capital entrerriana lo que, según la entrevistada, les dificulta la aplicación de fitosanitarios. “Si bien usamos  productos `banda verde` hay personas que se quejan enseguida”.

Al ser consultada sobre si es posible producir sin fumigar es tajante: "Hoy en día sino tiras algún agroquímico los bichos te comen todo. Ahora por ejemplo estamos azotados por una banda de gusanos que no podemos controlar. En mi caso, he dejado de plantar repollo porque no nos dejaban nada”, asevera, dando cuenta de otra problemática que afrontan.

La productora entrerriana hace memoria y sostiene que “indudablemente antes había menos plagas y el sol no azotaba tanto. Trabajo en el campo desde chica y al día de hoy con 55 años desde hace 20 parece que al sol lo tenemos cada vez más cerca. Te arde la piel del poder que tiene y eso repercute en las plantaciones”, describe.

Sin dudas en las producciones a cielo abierto el factor climático juega un papel preponderante. “Los extremos no sirven pero si tengo que elegir entre sequía y lluvia, prefiero la última”. Recordemos que el año pasado, en esta misma época, la región aún se veía azotada por la intensa sequía y el panorama era más desalentador que el actual.

Para hacer frente a la falta de agua cuentan con riego por aspersión, mediante una bomba que extrae el agua de un pozo a un tanque australiano y de allí lo impulsan a la cañería. “Eso también tiene su costo, ya que la bomba funciona a energía eléctrica”, se queja Silvia.

Sobre los precios de las verduras de hoja comenta que “no hay muchos secretos. En este momento, con poca producción todo vale. Esto se maneja de acuerdo a la oferta y la demanda. El problema es que para la gente está cada vez más difícil comprar, pero a nosotros tampoco nos dan los números. Nuestros insumos son a valor dólar y vendemos en pesos”, dice Silvia en coincidencia con cualquier productor que uno escuche.

La decepción con la política

Es quizás un signo de época. Silvia es una más de las decepcionadas con la política. “No pienso en los políticos, no espero nada de ellos porque jamás nos han dado una mano, salvo excepcionalmente otorgaron un subsidio cuando sufrimos pedradas o tormentas. Del horticultor nunca se ocupan, a diferencia de otras producciones y eso es porque no exportamos. No hay billete verde y no les sirve. A parte no tenemos tiempo de reclamar, vivimos metidos hacia adentro, sino llueve tenemos que regar; si llueve mucho tenemos que controlar las plagas y cuando contamos con un pequeño momento libre lo dedicamos a dar una vuelta o a la familia, porque este trabajo es de lunes a lunes”, relata la productora hortícola entrerriana.

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