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El blend perfecto: un tinto orgánico y criptoactivos

Mike se define como informático, pero los caminos de la vida lo llevaron de Texas, Arizona, a Luján de Cuyo, Perdriel, dónde descubrió su gran pasión por el vino. “Mike Tango Bravo” es el nombre del blend de su bodega Costaflores Organic Vineyard, donde en el 2003 sembró sus primeras viñas.

A sus diecinueve años Mike viajó de Texas a España donde vivió varios años hasta que en 1991 llegó a nuestro país siguiendo algunos amigos agrónomos “gente de CREA” y enólogos que “me entusiasmaron y me hicieron creer que esto de la agricultura era tarea fácil”, cuenta entre risas. Mike reconoce que estos años fueron “una curva de aprendizaje muy divertida”, considerando que no viene ni del mundo del vino ni tampoco del agrícola.

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Fueron sus amigos quienes lo alentaron a incursionar en el negocio, y quienes lo ayudaron a dar los primeros pasos en la producción de vino orgánico bajo el concepto de “Single Vineyard”, uvas propias que proceden de un solo viñedo.

En 2007 Mike plantó las primeras cepas de Malbec, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot y logró el primer producto bajo el nombre MTB (Mike Tango Bravo), un vino 55% Malbec, 35% Petit Verdot y 10% Cabernet Sauvignon.

En su producción, Mike buscó lograr un vino con características para comidas especiadas y para ello convocó al enólogo Patricio Santos, referente mundial, para que le brindara el asesoramiento necesario. “Ante la alta volatilidad durante los primeros años de producción, fue clave contar con su conocimiento experto”, aclara Mike.

“El vino no es parte de la canasta básica, pero es esencial para el alma”.

Desde sus inicios, el vino orgánico fue siempre el foco del emprendimiento “Creo que tenemos que usar la ciencia para hacer las cosas de la mejor manera, con el menor daño e impacto posible en el medio ambiente”, comenta dejando entrever una visión comprometida y sustentable.

Mike reconoce que la tendencia en el mundo va hacia el crecimiento de bodegas especializadas en productos orgánicos (realidad sujeta el tipo de mercado y perfil del consumidor); ésta viene ganando fuerza y mercado. En este sentido, Mike sostiene que “Argentina, por su clima continental, es uno de los países más óptimos para el cultivo orgánico; provincias como Mendoza, San Juan o La Rioja son ideales”, asegura.

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Fusión de mundos: Vino & Cripto

En 2018, Mike le dio a su emprendimiento un giro digital llevando el mundo vitivinícola hacia el mundo de los criptoactivos; una vuelta comercial que deja entrever el perfil tecnológico de su creador.

A través de la venta del criptoactivo MTB18 (Mike Tango Bravo), comercializó su primera partida de vinos tokenizada. La campaña alcanzó una producción de 16.384 botellas que llevaron a emitir la misma cantidad de tokens valorizados al precio mayorista del vino.

“La idea fue que el poseedor del token tuviera la posibilidad de cambiarlo por botellas de vino que puedan ser guardadas o vendidas en la plataforma digital de la bodega”, explica Mike. La iniciativa coincidió con el auge del blockchain y de las criptomonedas, “encontré una solución descentralizada para producir botellas y activos digitales”. Buscando lograr el valor más justo para su producto, Mike desarrolló la plataforma digital como mecanismo que brindara un valor justo a su producto; dejando el precio sujeto a la demanda, lanzó la venta de tokens que genera una divisa propia con el vino.

Llevo cinco cosechas tokenizadas y firmamos un acuerdo con el Instituto Nacional Vitivinícola (INV) para abrir la plataforma a cualquier bodega argentina de forma gratuita facilitando la tokenización”, dice Mike con orgullo.

La ventaja de tokenizar los vinos es que se puede empezar a venderlos a pocos días de finalizar la fermentación. “Puedo emitir dos semanas después de la fermentación, cuando al vino le faltan tres años para ser consumido, lo cual significa que la gente puede comprar sus tokens en el momento de redimir la botella”, comenta Mike cuya bodega es en la actualidad la única en el país que tokeniza la producción de vino. En otros mercados del mundo, como España, Sudáfrica e Italia, ya están utilizando la plataforma.

Una experiencia más cercana al consumidor

La iniciativa Open Vino que promueve Mike, propone tres instancias que buscan una experiencia de consumo superadora.

La primera de ellas tiene que ver con el proceso de tokenización comentado (emitir tokens respaldados por la producción de vino dejando que la moneda fluctué sobre la base del blockchain con las cripto monedas). Según Mike sería un sinónimo del cripto del vino.

La segunda iniciativa se propone acercarse a la experiencia de consumo; para lo cual Mike nos cuenta que crearon: “You drink it, you own it”, un desarrollo que le permite al consumidor hacerse dueño de una acción de la empresa a través de una modalidad de fidecomiso. “Cada botella lleva un QR distintivo que el consumidor puede escanear, esto lo llevará a responder datos personales e inclusive tener que compartir una selfie tomando el vino. Si el consumidor accede, se le obsequia una acción de la empresa y se hacen propietarios de alguna parcela del viñedo de Mendoza. La experiencia se registra promoviendo la autenticidad de la misma (sea positiva o no)”

La tercera iniciativa tiene que ver con el “buyer digital” o la certificación biodigital que se orienta a que las bodegas puedan auto certificar su producción (apta orgánica, vegana, comercio justo, etc.).La bodega coloca dinero sobre la cadena de blockchain durante 30 días y en ese lapso de tiempo se abren las apuestas para refutar o sostener el nivel de autenticidad de la certificación. Si se reconoce la certificación uno recupera el dinero, en caso contrario lo obtiene el desafiante”, explica Mike quien cuenta con un equipo de trabajo en Mendoza, Córdoba y Barcelona que le brinda soporte para la implementación.

Según Mike, en poco tiempo la tecnología blockchain irá adueñándose de otras actividades económicas que van más allá del universo financiero; el mundo del vino hoy lo viene demostrando. Asimismo, destaca el hecho de que “el mundo critpo ha dejado de quemar electricidad en su minería diluyendo uno de uno de las problemáticas clave”, comenta respecto al impacto ambiental de este tipo de proceso.

Argentina es también en este sentido uno de los países más importantes en el negocio cripto y en el desarrollo del blockchain, “hasta más potente que el mercado norteamericano”, destaca Mike.

“El contexto argentino (cepo cambiario, restricciones financieras, fricciones económicas, etc.) influyó en un creciente y sostenido desarrollo de programadores que exportan conocimiento al mundo. Argentina es la gallina de huevos de oro y si se la protege tiene mucho para dar”, concluye Mike, enamorado de nuestras tierras con una visión activa y hacedora que combina habilidades técnicas con la pasión por el vino.

Por: Pilar Ruiz Luque